Especial 20 Aniversario

Si tus hijos no comen verdura, es por no conocer esta crema de calabacín con un ingrediente secreto

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Lograr que los niños coman verdura a menudo se siente como una de esas batallas perdidas antes de empezar, un desafío culinario que desespera a padres y abuelos por igual ante la resistencia frontal a cualquier cosa que no sea pasta, arroz o, si hay suerte, alguna patata frita camuflada. Esta reticencia infantil no es capricho, sino que responde a factores que van desde la neofobia alimentaria propia de la infancia hasta una mayor sensibilidad a los sabores amargos presentes en muchas hortalizas, haciendo que el simple acto de ofrecer un plato lleno de color verde se convierta en una negociación agotadora con pocas probabilidades de éxito para el lado adulto de la mesa.

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A pesar de esta resistencia casi universal, la necesidad de incluir la verdura en la dieta infantil es innegable para garantizar un crecimiento sano y el aporte de vitaminas y minerales esenciales para su desarrollo, lo que nos obliga a buscar estrategias más allá del «cómetelo porque es bueno». La frustración surge al ver cómo se rechazan esfuerzos y creatividad en la cocina, donde muchos hemos intentado camuflar brócoli o espinacas con resultados más bien pobres, o directamente contraproducentes, porque los pequeños detectan el engaño a la primera cucharada, cerrándose aún más a futuras incursiones vegetales en su plato.

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DESVELANDO EL INGREDIENTE REVOLUCIONARIO

Fuente: Freepik

Llegados a este punto, la pregunta es obvia: ¿qué puede hacer que una crema de calabacín, por muy bien preparada que esté, supere la resistencia natural de un niño a la verdura y se convierta en un plato que pidan repetir? La respuesta no está en un superalimento exótico ni en un truco de magia, sino en algo mucho más cercano y sorprendente por su sencillez y por el efecto transformador que tiene en el perfil de sabor de la crema, cambiando por completo la percepción que el niño tiene de ella y haciendo que pase de ser «eso verde» a algo apetecible y familiar, integrándose de forma natural en sus preferencias sin esfuerzo ni protestas, logrando el objetivo deseado.

El ingrediente secreto, ese que consigue obrar el milagro de que tus hijos coman verdura sin darse cuenta, es el queso crema, sí, así de simple y a la vez así de efectivo, un producto lácteo con una textura sedosa y un sabor ligeramente ácido y cremoso que, al fundirse con la crema de calabacín caliente, la transforma por completo, aportando una riqueza y una palatabilidad que disimulan el sabor vegetal sin anularlo del todo, sino integrándolo en una experiencia gustativa mucho más atractiva para los niños, quienes suelen ser grandes aficionados a los productos lácteos y a los sabores suaves y envolventes que estos aportan a las preparaciones culinarias.

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