En España, el carnet de conducir no es un derecho incondicional. Aunque muchas personas lo perciben como una extensión natural de su vida adulta, la realidad es que se trata de un permiso que puede ser retirado en cualquier momento si se detecta un riesgo grave para la seguridad vial. La Dirección General de Tráfico (DGT), en su rol de garante de las normas en carretera, tiene la potestad de retirar de forma definitiva este documento en ciertos casos. Lo hace cuando considera que el conductor representa un peligro para sí mismo o para los demás.
Este tipo de sanción extrema —poco frecuente pero completamente legal— puede aplicarse por diversos motivos, desde problemas de salud hasta delitos al volante. A continuación, te contaremos cuáles son las causas principales por las que la DGT puede inhabilitar de por vida a un conductor en nuestro país.
1Motivos médicos: cuando el cuerpo se convierte en un peligro
Una de las razones más comunes por las que la DGT puede decidir no renovar o retirar permanentemente el carnet de conducir tiene que ver con la salud. No todas las enfermedades son incompatibles con la conducción, pero algunas patologías sí afectan de forma significativa las capacidades necesarias para manejar un vehículo de forma segura.
Entre los motivos médicos más frecuentes se encuentran las enfermedades neurológicas. Por ejemplo, padecer epilepsia activa o haber sufrido un accidente cerebrovascular reciente puede representar un riesgo importante al volante. La DGT exige en estos casos informes médicos detallados y actualizados que certifiquen si la persona está en condiciones de conducir.
Otras enfermedades que también se consideran incompatibles con la conducción son las cardiovasculares. Los infartos recientes, las arritmias graves o la presencia de aneurismas sin tratar están entre las patologías más evaluadas por la autoridad vial.
También se tiene en cuenta la salud mental. Trastornos psiquiátricos graves, como cuadros profundos de depresión, demencias o cualquier patología que afecte las funciones cognitivas o emocionales del individuo, pueden derivar en una retirada definitiva del permiso. Lo mismo ocurre con quienes sufren adicciones activas a sustancias.
Afecciones como la diabetes insulino-dependiente, la apnea del sueño o el Parkinson también están bajo vigilancia. En todos estos casos, los conductores deben presentar informes médicos periódicos que indiquen si la enfermedad está controlada y si su situación permite seguir conduciendo sin representar un riesgo.
