Unai Simón ha dicho basta. Sin estridencias, sin levantar la voz, pero con la firmeza de quien ya no tiene nada que demostrar. El arquero de la Selección Española y del Athletic Club ha llegado al límite del desgaste emocional que implican las críticas constantes, muchas veces injustas, que lo han perseguido desde su irrupción con la absoluta.
Nunca pidió ser el centro de atención, ni mucho menos convertirse en una figura mediática. Sin embargo, el ruido no lo ha soltado desde aquel debut en plena pandemia. Hoy, más sereno que nunca, deja que sus actuaciones, su comportamiento y su temple hablen por él a nivel nacional e internacional.
8La crítica constante y el arte de saber mirar hacia adentro

Unai Simón no evade los comentarios. Los escucha, pero no les da un peso desmedido. “Este tipo de situaciones gustan y venden”, dijo sobre las polémicas en torno a su figura. Sabe que el fútbol de hoy se alimenta del show, pero él prefiere centrarse en lo esencial: el trabajo diario, la opinión de sus compañeros y la confianza del entrenador.
“Tampoco doy mucha importancia a los elogios si no vienen de mi entrenador, mis compañeros o mi madre”, soltó, sin arrogancia Unai Simón. Esa es su brújula. Así piensa alguien que no busca gustar a todos, sino ser fiel a sí mismo.
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