El Unicaja Málaga llegó a Barcelona sin margen para el error. Era ganar o despedirse. Pero lejos de verse superados por la presión, los andaluces firmaron una actuación impecable y contundente. Derrotaron con autoridad al FC Barcelona por 59-81, forzando el tercer partido de la serie de cuartos de final de la Liga ACB.
Los de Ibon Navarro salieron con el cuchillo entre los dientes. Intensos en defensa, precisos en ataque y con una actitud colectiva que desnudó todas las debilidades del Barça. En contraposición, el conjunto catalán lució lento, sin chispa y visiblemente superado, tanto en lo físico como en lo emocional.

El Palau Blaugrana fue testigo de un equipo sin alma ni respuestas. El parcial de 13-21 en el tercer cuarto terminó de inclinar la balanza a favor de Unicaja, que dominó de principio a fin y trasladó toda la presión al decisivo choque del domingo en Málaga.
Un primer tiempo de contrastes
El arranque del encuentro fue un intercambio de triples que prometía paridad. Perry, en modo líder, respondía a los intentos de Punter y Parker, pero con el correr de los minutos, el ritmo lo empezó a imponer Unicaja.
El equipo malagueño encontró espacios en defensa, robó balones clave y fue letal en las transiciones. Tillie dominó bajo los tableros y al final del primer cuarto la diferencia era de nueve puntos. El Barça, por momentos, se vio desconcertado y sin control del juego.
Durante el segundo cuarto, Peñarroya intentó reacomodar las piezas desde el banco. Hubo una leve reacción, algo más de movimiento en ofensiva, pero nada fue suficiente para quebrar la resistencia visitante. Unicaja se mostró más agresivo, más concentrado y con una energía superior. Se fueron al descanso arriba en el marcador y con la sensación clara de estar un paso por delante.
Un Barça sin alma cede ante un Unicaja imparable
Tras el entretiempo, el conjunto malagueño volvió a golpear de entrada. Un parcial de 6-0 enfrió cualquier intento de remontada culé. Balcerowski impuso su ley en la pintura, Perry siguió castigando desde el perímetro y Carter clavó un triple lejano que fue un mazazo anímico. La ventaja llegó a rozar los 20 puntos, y el Barça empezó a desconectarse. Sin acierto en el tiro exterior y con errores no forzados en momentos clave, el equipo se quedó sin herramientas. Solo Punter tiró del carro, pero lo hizo prácticamente en soledad.
Con el partido sentenciado, Peñarroya optó por darle minutos a los jóvenes de la cantera como Raúl Villar, Dani González y Sayon Keita. Fue una señal de resignación y también de que la mente ya estaba puesta en el próximo desafío. Del otro lado, Unicaja no aflojó. Siguió compitiendo hasta el final, con una seriedad admirable, y se llevó una victoria histórica en una de las canchas más difíciles del baloncesto español.
El Palau, en silencio, despidió al equipo con silbidos y pañuelos. El contraste fue total: mientras Unicaja celebraba con serenidad, el Barça se retiraba cabizbajo, consciente de que el domingo en Málaga deberá reinventarse por completo si quiere seguir soñando en la Liga ACB.