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El regreso de Xabi Alonso al Real Madrid ha encendido la ilusión entre los aficionados. Sin embargo, su primer gran reto no será táctico ni estratégico, sino emocional. El flamante técnico merengue llega con una misión delicada. Calmar las aguas en un vestuario agitado por la tensión entre dos de sus principales estrellas, Vinicius Junior y Jude Bellingham.
Aunque el conflicto no ha estallado públicamente, las señales internas ya preocupan. Según reveló el periodista Eduardo Inda en El Chiringuito, Xabi Alonso es consciente de que debe actuar pronto para evitar que este desencuentro afecte el equilibrio del grupo.
Sobre el césped, los roces han sido puntuales, pero lo que más inquieta es lo que ocurre fuera de cámara. Un distanciamiento personal que podría minar la armonía de un equipo con ambiciones europeas.
Tensiones en la cancha que preocupan al cuerpo técnico de Xabi Alonso
Uno de los episodios más comentados ocurrió en una prórroga durante un derbi europeo ante el Atlético de Madrid. Vinicius perdió el balón, protestó y no bajó a recuperar, lo que desató el enojo de Bellingham, quien no dudó en recriminarle su falta de compromiso.
Aunque estas escenas pueden ser normales en partidos de alto voltaje, la reacción del inglés encendió las alarmas. En la temporada anterior, su relación parecía cercana. De hecho, Vinicius fue clave en la adaptación de Bellingham al club y a la vida en Madrid.
Pero algo cambió. No hay declaraciones cruzadas, ni gestos explícitos, pero el clima se percibe más frío. La misión de Xabi Alonso será clara recomponer ese vínculo antes de que las pequeñas fisuras se conviertan en grietas irreparables.
Un ambiente siempre bajo la lupa en el vestuario blanco
La historia del Real Madrid está plagada de rumores sobre tensiones internas. No es novedad. Incluso antes de la llegada de Kylian Mbappé o el propio Bellingham, ya se hablaba de roces entre figuras. Uno de los más recientes también involucra a Vinicius, a quien se le atribuyeron desencuentros con el delantero francés. No obstante, nunca se tradujeron en gestos negativos en el campo, donde ambos brillaron.
El problema está en el contexto. En el Madrid, cualquier desacuerdo se amplifica. Lo que en otros clubes puede ser un roce pasajero, en la Casa Blanca se convierte en portada. Por eso, el desafío de Alonso no se limita a lo táctico. Su rol como gestor de vestuario será clave. Un equipo desunido, por más talento que tenga, difícilmente pueda competir al más alto nivel.
Más allá de los conflictos entre jugadores, Xabi Alonso hereda una mochila pesada, la maldición de los entrenadores españoles en el banquillo merengue. Desde la salida de Vicente del Bosque, ninguno ha logrado consolidarse. Nombres con peso como Camacho, Benítez, Lopetegui o Juande Ramos pasaron sin pena ni gloria. Ninguno levantó trofeos, ni siquiera completó proyectos duraderos.
