El día de ayer, durante una nueva emisión de la tertulia en ‘El hormiguero’, se vivió uno de los momentos más sinceros y graciosos del programa. Los habituales colaboradores habían estado repasando los episodios más vergonzosos de sus carreras artísticas, cuando Marrón ánimo al presentador a través de una indirecta que terminó convirtiéndose en una confesión pública por parte de Pablo Motos.
Sin tapujos, pero sí con mucho humor, el presentador del favorito de Antena 3 confesó lo que considera su peor trabajo en la industria del espectáculo. Lo calificó como un «trauma», y aunque la acción fue bien recibida en ese momento, el final de la transmisión se convirtió en un recuerdo del que hoy se ríen, pero que entonces generó incomodidad.
1La confesión de Motos en ‘El Hormiguero’: Una obra incomprensible

La confesión comenzó con Marrón recordando una obra de teatro que realizó junto a Pablo Motos hace años. En tono burlesco, dio detalles de una producción que, si bien tuvo buena receptividad, tenía un desenlace que dejaba desconcertado al público. La narrativa abordaba la vida de dos amigos que iban en coche rumbo a una actuación y se quedaban tirados en la carretera. Hasta ese momento de la obra, todo estaba bien, pero lo que ocurría después rozaba lo surrealista.
«Se nos metió en la cabeza que el coche tenía que ser de verdad», confesó Marrón en ‘El Hormiguero’, generando la primera reacción de asombro. Para lograrlo, la producción tuvo que desmontar parte del teatro y adaptar el escenario para incluir un coche de verdad. Un esfuerzo logístico que, visto en retrospectiva, parecía no haber valido la pena. Pablo Motos, al recordar lo ocurrido, sentenció: «Fue un trauma».
El tramo final de la obra fue el más criticado, pero no por el público sino por los propios protagonistas. La historia finalizaba con un helicóptero que rescataba al protagonista y se lo llevaba volando, sí, una idea ambiciosa, pero que no resultó como esperaban. El equipo de la producción tenía la idea de montar una tirolina para que el actor pudiera volar por el teatro, sin embargo, el presupuesto no dio para eso, siendo la solución más creativa utilizar un muñeco que atravesaba el teatro acompañado por efectos de luces, acto que fue aceptado, pero no cumplió con las expectativas de los actores.