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Novak Djokovic volvió a hacer lo que mejor sabe: ganar con autoridad, incluso en terrenos internacionales hostiles. En el estadio Suzanne Lenglen, repleto de fanáticos que soñaban con ver una sorpresa francesa, el serbio impuso su jerarquía frente a Corentin Moutet y se llevó la victoria en sets corridos. 6-3, 6-2 y 7-6.
Desde el inicio, el ambiente fue claramente adverso para Djokovic. La grada alentó con fuerza al local, y tras un quiebre tempranero del francés, el ruido fue ensordecedor. Pero el número 6 del mundo no se dejó intimidar. Respondió con calma, firmeza y tenis del más alto nivel, apagando poco a poco el entusiasmo del público parisino.

A Moutet no le faltó ímpetu. Probó con dejadas, con cambios de ritmo y con alguna que otra provocación táctica. Pero nada fue suficiente. Djokovic respondió con cabeza fría, impuso su ritmo y controló cada fase del encuentro como un verdadero maestro del juego.
Solidez desde el fondo y control mental, las claves del triunfo de Djokovic
Más allá de los golpes y la estrategia, el triunfo de Djokovic fue una demostración de fortaleza mental. Moutet intentó incomodarlo desde todos los ángulos. Buscó su revés, lo atacó al cuerpo, varió el juego. Pero el serbio estuvo inquebrantable. Durante los dos primeros sets, no dio margen para las dudas. Mantuvo su servicio intacto y se adueñó de los peloteos largos.
En el tercer set apareció un pequeño contratiempo. Una ampolla en el pie izquierdo obligó a Djokovic a pedir atención médica. Parecía que el partido podía dar un giro, sobre todo cuando tuvo que salvar una bola de set en contra. Sin embargo, la tensión duró poco.
El serbio respondió como los campeones, jugó los puntos clave con inteligencia y liquidó el tiebreak con un contundente 7-1. A esa altura, no solo había vencido a su rival, también había silenciado a un público que ya no encontraba motivos para ilusionarse.
Djokovic, rumbo a un nuevo desafío con la historia entre ceja y ceja
La victoria frente a Moutet no fue solo un paso más en Roland Garros. Fue también un nuevo hito en la trayectoria de Djokovic. Es la vigésima vez que alcanza la tercera ronda del torneo, una marca que solo confirma su regularidad desde su debut en 2005. Con este triunfo, Novak suma ya 98 victorias en el polvo de ladrillo parisino, quedando a solo dos del centenar que hasta ahora solo ha alcanzado Rafa Nadal. La posibilidad de igualarlo agrega un condimento especial a su travesía en esta edición.
En la próxima ronda se enfrentará a Filip Misolic, quien viene de superar un exigente duelo a cinco sets ante Denis Shapovalov. Será la primera vez que Djokovic lo enfrente en un Grand Slam, y llega como el claro favorito por trayectoria, experiencia y jerarquía.
El duelo está programado para el sábado, nuevamente en la cancha Suzanne Lenglen. Será una nueva oportunidad para que Djokovic siga su camino hacia lo que sería su cuarto título en Roland Garros y el anhelado Grand Slam número 25 de su carrera. La historia lo espera, y él, como siempre, parece más que listo para escribir otro capítulo inolvidable.