En un mundo donde el placer a menudo parece reñido con la salud, el chocolate —ese capricho que muchos reservan para momentos especiales— empieza a reescribirse como una herramienta cotidiana para el bienestar. No hablamos de cualquier tableta: el cacao amargo, en su versión más pura, podría tener mucho más que ofrecer que solo sabor intenso.
Una reciente investigación científica coloca al chocolate en el centro de la prevención cardiovascular. Lejos de ser una golosina sin más, esta joya oscura se revela ahora como un cómplice inesperado del corazón. En este artículo te contaremos que beneficios podría aportar este alimento a tu organismo.
2El chocolate como medicina: ¿realidad o exceso de entusiasmo?
A pesar de los datos, conviene hacer una distinción fundamental. Como bien puntualiza el profesor Christian Heiss, de la Universidad de Surrey, el chocolate amargo no debe confundirse con un fármaco ni tomarse como sustituto de tratamientos médicos. Es, en todo caso, un complemento —uno sabroso, sí— dentro de un estilo de vida saludable, no una solución mágica.
Heiss insiste en que el valor del chocolate amargo se potencia cuando se consume en porciones razonables. La recomendación: entre 20 y 30 gramos diarios, lo que equivale a dos o tres cuadraditos de una tableta con al menos un 70 % de cacao. Este porcentaje no es arbitrario. Cuanto mayor sea el contenido de cacao, menor será generalmente el de azúcar y otros ingredientes que podrían contrarrestar sus beneficios.
Una opción aún más saludable, según el profesor, es el cacao en polvo no alcalinizado, ideal para preparar bebidas calientes sin recurrir al azúcar ni a la grasa añadida. Dos o tres cucharadas pueden aportar la misma dosis de flavan-3-oles que una pequeña porción de chocolate, sin los inconvenientes de las versiones comerciales más procesadas.
