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Carlos Alcaraz no solo avanza con paso firme en Roland Garros, también se mete al público parisino en el bolsillo con su carisma desbordante. En una jornada marcada por la lluvia, el murciano volvió a demostrar que es mucho más que un fenómeno del tenis. Superó en cuatro sets al húngaro Fabian Marozsan y ofreció, además del buen juego, un espectáculo que traspasó los límites de la pista.
Durante la tradicional entrevista postpartido con Mats Wilander en la Philippe Chatrier, Carlos Alcaraz protagonizó un momento memorable. Tomó el micrófono, sonrió con picardía y lideró el ya famoso cántico con el que los franceses animan a los jugadores españoles. “¡Vamos!”. Un gesto espontáneo que, según confesó, llevaba tiempo soñando. “Siempre he querido hacer esto”, admitió entre risas, mientras el estadio estallaba en vítores.

Ese tipo de conexión emocional, genuina y sin artificios, es la que alimenta su creciente figura como ídolo internacional. Carlos Alcaraz no solo gana, también conecta, emociona, contagia. Y eso, en una cancha tan exigente como la de Roland Garros, vale oro.
Una actuación sólida en condiciones desafiantes para Carlos Alcaraz
Desde lo estrictamente deportivo, Carlos Alcaraz firmó su vigésima victoria en Roland Garros tras imponerse a Marozsan con parciales de 6-1, 4-6, 6-2 y 6-2. Lo hizo en poco más de dos horas de juego bajo el techo de la pista central, ya que la lluvia no dio tregua. Comenzó avasallador, pero en el segundo set mostró una faceta más humana, más vulnerable.
Marozsan aprovechó el bajón del español para meterse en el partido, y por momentos, pareció poner en jaque al número tres del mundo. “Él empezó a jugar mucho mejor en ese segundo set”, reconoció Carlos Alcaraz al terminar. Sin embargo, el murciano reaccionó con temple, ajustó su juego y cerró el duelo con autoridad.
Más allá del triunfo, esta victoria tiene un valor simbólico. Lo convierte en el primer jugador nacido en el siglo XXI que alcanza las 20 victorias en el Grand Slam francés. Con este registro, iguala a nombres ilustres como Juan Carlos Ferrero y Gustavo Kuerten, y reafirma su lugar entre los llamados a marcar época.
Un camino despejado hacia las rondas decisivas
El camino de Carlos Alcaraz hacia las instancias importantes del torneo se está despejando casi sin que él lo pida. El sorteo ya le había sido favorable, pero los recientes resultados han simplificado aún más su trayecto en esta contienda internacional. Varios nombres fuertes, como Casper Ruud, Stefanos Tsitsipas y el local Giovanni Mpetshi Perricard, ya se han despedido del certamen.
Su próximo rival, Damir Dzumhur, terminó su último partido con molestias en la rodilla, lo que genera dudas sobre su estado físico. En tanto, jugadores como Lorenzo Musetti o Tommy Paul siguen en carrera, pero vienen con desgaste acumulado. En este escenario, Alcaraz aparece como el gran candidato para instalarse en semifinales sin haber pasado grandes sobresaltos.
De cumplirse esa proyección, en las rondas finales podría medirse con uno de los pocos sobrevivientes del cuadro inferior, en un duelo que ya se anticipa como electrizante. Por ahora, el español sigue concentrado en lo suyo, avanzar con solidez y sin perder la sonrisa.