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Con muchas dudas, Giovani Lo Celso entró en la convocatoria del Real Betis para viajar a Polonia de cara a afrontar la final de la Conference League ante el Chelsea. El argentino lleva varios días sin entrenarse con el equipo, desde el pasado jueves.
Esto, debido a unas molestias musculares que le han impedido disputar el duelo contra el Valencia que cerraba el curso y participar en los ejercicios con sus compañeros. Hoy tampoco lo ha hecho pero se ha montado en el avión pensando en una última prueba en Polonia.
Lo Celso apura sus opciones para estar listo y disputar minutos en la final de la Conference League
Lo que se ha sabido ahora, a dos días de la final de la Conference League contra el Chelsea, es que Lo Celso se ejercitará este martes en el Stadion Wroclaw, escenario de la final, con la intención de poder estar en el partido. Seguramente no de inicio debido a esta inactividad pero sí durante la segunda mitad en caso de que Manuel Pellegrini lo estima oportuno.
Así, el argentino apura sus opciones para no perderse la gran cita verdiblanca, en la que posiblemente partirá del banquillo para ejercer de revulsivo si hiciera falta. En cualquier caso, el equipo entrenará en la mañana y será vital que el rosarino esté con el grupo. También trabaja contrarreloj el ‘Chimy’, que, en caso de viajar, tendrá difícil saltar al terreno de juego.
Una de las bazas fundamentales del ataque
La incógnita de Lo Celso cobra especial relevancia por ser una de las bazas fundamentales del juego de ataque bético en Breslavia junto a los dos máximos puntales en la zona de desequilibrio, el extremo brasileño Antony Dos Santos y el capitán Isco Alarcón, quien hoy ha empezado una semana especial con la noticia de su vuelta a la selección española.
El Betis ha iniciado así la cuenta atrás para la primera final europea de su historia en un ambiente de concentración en sus jugadores y euforia en la afición verdiblanca que, desde hoy, empieza la peregrinación hacia tierras polacas por las más variadas combinaciones de vuelos e itinerarios de toda índole para cubrir los más de tres mil kilómetros que separan el Villamarín del Municipal breslavo.
