Eran los 90: había alguna guerra en un país lejano, no existía para nosotros Internet, y nada de eso nos importaba. Nos dedicábamos a intentar ser los más guays en el patio, a tener lo último en chorradillas del "Todo a 100", y en gastarnos toda la paga en chucherías. Y ¿qué chucherías eran? Puede que no te acuerdes ahora, pero esto te servirá para refrescarte la memoria.
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4Push-pop
Es uno de esos caramelos raros donde los haya. Un caramelo para chupar y guardar. Sí, suena estrambótico y fálico. Pero nos encantaba, y eh, no miréis con cara rara, porque también gustaba a los varones. Los sabores eran muy normales: fresa, sandía, cereza... y nos creíamos los reyes del patio solo por llevarlos en el cinturón.
A día de hoy, no hay nada que nos parezca más cutre que llevar algo colgado del cinturón (tener la funda de móvil ahí solo se reserva a empresarios antiguos y a vaqueros). Aunque la vida sería más divertida si todos lleváramos un Push Pop en el pantalón.
Claro que no había nada más raro que su funcionamiento: metes el dedo por detrás, para chuparlo por delante. El vídeo tampoco tiene desperdicio: "No me des a mí, dale al Push Pop. Cógele el gusto y guárdate el resto". Es escalofriante.
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