Tal vez mucho más que ningún otro grupo de científicos, son los arqueólogos, paleontólogos y antropólogos los que siguen alimentando nuestra imaginación infantil. Ellos son quienes desentierran dinosaurios, fósiles de animales extintos, objetos de civilizaciones desaparecidas...incluso dragones, o algo que se le parece mucho. Los millones y millones de años de prehistoria siguen siendo para nosotros un periodo prácticamente desconocido, lleno de misterios, de especies exóticas y del que no sabemos muy bien qué podemos esperarnos.
Lo ignoramos casi todo de esa época, y por eso es normal que, de cuando en cuando, seamos testigos de descubrimientos y hallazgos increíbles. Y eso es precisamente lo que les he pasado a un grupo de estudiosos en Reino Unido. Y es que no es cualquier cosa descubrir una nueva especie, y menos cuando se trata de un animal marino prehistórico que recuerda antes a una criatura de Juego de Tronos que a un organismo animal de los que estamos acostumbrados a ver.