Un 25% de los acuíferos de España están gravemente sobreexplotados, según WWF

Uno de cada cuatro acuíferos de España están gravemente sobreexplotados, de acuerdo a los planes hidrológicos de cuenca, y en el país existen más de medio millón de pozos ilegales, lo que favorece el consumo ilegal de agua, según aseguró WWF este jueves en vísperas del Día Mundial del Agua, que se celebra mañana viernes.

WWF indicó que “las viejas recetas para gestionar el agua basadas en la construcción de nuevos embalses, trasvases o aumentar la superficie de regadíos no hacen sino dilapidar ingentes recursos públicos que no contribuyen a mejorar nuestra seguridad hídrica”. “El rumbo de la política hidrológica encamina al país a aumentar la deuda hídrica e hipotecar nuestro futuro”, añadió.

Esta organización ambiental indicó que “no todos nuestros males se deben a la falta de lluvias”, pese a que las sequías suelen ser recurrentes en España, puesto que hay “un largo historial de problemas ligados al abuso del agua de nuestros ríos y acuíferos”, sobre todo el sur y el este de la península, zonas que presentan “los niveles más graves de sobreexplotación de Europa”.

WWF subrayó que para hacer frente a las sequías se han construido más de 2.000 presas y varios trasvases, lo que sitúa a España como el noveno país del mundo con mayor número de grandes presas.

“Estas medidas de gestión de agua se basan en la creencia de que podemos aumentar la oferta de agua como si fuera infinita. Pero si superponemos la ubicación de los embalses a estas zonas en riesgo de sobrexplotación, vemos que existen grandes coincidencias. Esto da una idea de que estas medidas no son suficientes por sí solas para abordar este problema de inseguridad hídrica”, explicó Rafael Seiz, técnico del programa de Aguas de WWF España.

WWF recalcó que el trasvase Tajo-Segura es “un ejemplo paradigmático del futuro que le puede esperar a estas infraestructuras hidráulicas como consecuencia del cambio climático y el aumento de la intensidad de la duración de las sequías”.

En enero de 2018 entró en vigor la reserva mínima de nivel embalsado en Entrepeñas y Buendía, bajo la cual no se podían realizar trasvases en ningún caso. Entones se registró el nivel más bajo en ambos embalses en el mes enero desde su puesta en funcionamiento en 1958.

REGADÍO

Por otro lado, el regadío para la agricultura es el gran consumidor de agua en España porque “se bebe” el 80% de este recurso a partir de las cuencas hidrográficas y, según los datos oficiales, su superficie no ha dejado de crecer en las últimas décadas.

Se calcula que los cultivos de regadío en España consumen 100 veces más agua de lo que necesitan los más de tres millones de habitantes de la ciudad de Madrid en un año. Y en las zonas donde no existe agua disponible en ríos y embalses se usa el agua subterránea, lo que pone en peligro las reservas de agua del futuro.

Pese a que un 25% de los acuíferos están gravemente sobreexplotados y hay más de medio millón de pozos ilegales, WWF lamentó que “las políticas actuales van en la dirección contraria” porque los planes hidrológicos vigentes prevén que la demanda de agua para uso agrario crezca un 3% en 2021, porcentaje que se eleva al 9% en la cuenca del Ebro.

Por otro lado, WWF indicó que la reutilización, la desalación y el aumento de eficiencia en el uso se promueven recientemente como la “panacea tecnológica para resolver estos problemas”. “Esta apuesta por estas tecnologías no han supuesto un ahorro de agua en todos los casos. Las cifras no son transparentes en muchos casos, pero se estima que han supuesto un coste de 3.800 millones de euros en inversiones en medidas que por sí solas no van a ser capaces de brindarnos una mayor seguridad hídrica”, apuntó Seiz.

Estas presiones hídricas han provocado que casi la mitad de ríos, humedales y acuíferos de España estén en mal estado. Por ello, WWF instó a este país que cumpla con los compromisos asumidos en la Directiva Marco del Agua y alcance el buen estado de las masas de agua. “Es urgente promover una nueva relación con el agua que asuma los efectos del cambio climático y ponga límites al consumo. Es tiempo de tomar un nuevo camino”, concluyó Seiz.