La temporada de huracanes del Atlántico de 2020 establece un nuevo récord

La temporada de huracanes del Atlántico de 2020 ha establecido un nuevo récord este año en el número de tormentas nombradas en un año que asciende ya a 29ª tras la aparición de ‘Theta’, formada recientemente en el Atlántico, según informa la European Climate Foundation (Fundación Europea del Clima).

Algunos científicos, señala la fundación, han relacionado el número récord de tormentas en 2020 con el aumento de las temperaturas oceánicas, que baten récords anualmente debido al cambio climático provocado por el hombre. El país más afectado ha sido Estados Unidos aunque las tormentas también han causado graves daños en todo el continente americano, incluido Canadá, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua y Panamá.

Las tormentas en el Atlántico, explica European Climate Foundation, reciben nombre cuando las velocidades de los vientos superan los 62 km/h, momento en el que se conocen como tormentas tropicales. Si su velocidad de viento supera los 119 km/h se clasifican como huracanes.

«Nuestro pronóstico estadístico de pretemporada predijo hasta 24 tormentas con nombre, el más atrevido de todos los pronósticos de pretemporada pero no lo suficiente. El total real ya ha superado esa cifra. La alta cifra pronosticada se basó en el inusual calor del Atlántico tropical (el calentamiento causado por el hombre es, al menos en parte, responsable de ello), combinado con la probabilidad de condiciones favorables de La Niña», ha subrayado el director del Centro de Ciencias del Sistema Terrestre de la Universidad Estatal de Pennsylvania(EE.UU), Michael Mann.

El número de ciclones tropicales en todo el mundo se ha mantenido constante a nivel mundial durante el último siglo, según reconoce la fundación, que precisa que en la cuenca del Atlántico ha habido un aumento en el número de tormentas con nombre desde 1980.

Los científicos también señalan otros factores que pueden aumentar el número de ciclones tropicales en el continente americano, tanto a largo como a corto plazo, en particular una reducción regional de la contaminación atmosférica desde el decenio de 1980, que ha permitido un mayor calentamiento de los océanos, y el ciclo meteorológico de ‘La Niña’.

«En 2020, en el Atlántico el número ha sido excepcional. Todos los huracanes eliminan el calor del océano en forma de enfriamiento por evaporación, que proporciona el combustible para la tormenta mediante el calentamiento latente , y las tormentas muy grandes e intensas dejan tras de sí una estela fría pronunciada, en detrimento de las tormentas posteriores. La capacidad de las tormentas de encontrar océanos vírgenes aumenta sus perspectivas de desarrollo», ha reconocido el científico del Centro Nacional de Investigación Atmosférica, Kevin Trenberth.

OTROS VÍNCULOS

Además del posible vínculo entre el calentamiento de los océanos a largo plazo y el número de tormentas en el Atlántico en 2020, la European Climate Foundation detalla que se ha producido un aumento global de la intensidad observada de las tormentas más fuertes de los últimos decenios.

Un estudio publicado en junio, destacado por la fundación, confirmó esta tendencia al constatar que la proporción de las tormentas más fuertes está aumentando alrededor de un ocho por ciento por década.

Según múltiples estudios, una proporción creciente de ciclones tropicales se está desarrollando rápidamente, lo que se conoce como intensificación rápida. Estos cambios también están relacionados con el cambio climático, de acuerdo con European Climate Foundation, que añade que la rápida intensificación es una amenaza porque complica la predicción sobre cómo se comportará una tormenta.

También se ha constatado un aumento de las mareas de tempestad, que suelen ser las amenazas más peligrosas de la tormenta, tal y como expresa la institución. Este crecimiento de las mareas puede deberse a la subida del nivel del mar, al aumento del tamaño y al incremento de la velocidad de los vientos de las tormentas, por lo que recuerda que el nivel del mar mundial ya ha aumentado casi 23 centímetros como resultado de las emisiones humanas de carbono, lo que aumenta la distancia que pueden alcanzar las mareas.