Robles desvincula las actividades de Iglesias de la representación de España en Bolivia

La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha desvinculado las actividades «particulares» del vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, del «objetivo del viaje» a Bolivia, para asistir con la «máxima representación», encabezada por el Rey Felipe VI a la toma de posesión del nuevo presidente, Luis Arce.

En el viaje, que tuvo lugar este fin de semana, el Rey estuvo acompañado por Iglesias y por la ministra de Exteriores, Arancha González Laya y durante el transcurso, el vicepresidente segundo mantuvo un encuentro con los candidatos a las elecciones presidenciales de Ecuador y Perú y firmó la ‘Declaración de la Paz’, en la que sitúan al «golpismo de la ultraderecha» como la principal amenaza de la democracia y la paz social. El documento está firmado también por el propio Arce y el presidente en Argentina, Alberto Fernández, así como los expresidentes Evo Morales (Bolivia), Rafael Correa (Ecuador), Dilma Rousseff (Brasil), Alexis Tsipras (Grecia) y el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero.

A este respecto, la ministra de Defensa ha insistido en declaraciones a Antena 3 que el vicepresidente iba «como invitado especial» y que el objetivo del viaje era asistir a la toma de posesión de Arce. No obstante, ha admitido que en esos viajes, en los pasillos hay entrevistas en las que cada dirigente político si quiere puede realizar «sus propuestas», pero, en todo caso, ha reiterado que «lo que luego haya hecho el vicepresidente Iglesias le compromete a él» y es «al margen» del objetivo del viaje.

Sobre la interpretación del himno de España en el recibimiento del Rey en la capital boliviana, Robles ha restado importancia al resultado de la interpretación musical y ha dicho que «lo importante» es que quienes tocaron el himno «lo hicieron con respeto» y al Rey se le recibió «con los honores que merece» y con las relaciones que se debe tener con cualquier otro país.

«Siempre hay que pensar que lo importante es el respeto y hay que quedarse con esos lazos y la presencia del rey allí», ha dicho Robles que recuerda que anécdotas de este tipo son recurrentes.

Respecto a su valoración como política, una de las más altas de los miembros del Ejecutivo en las encuestas, la ministra ha dicho que no depende de su labor sino que es fruto del «esfuerzo» de los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas que durante la pandemia han demostrado, primero con la operación Balmis y ahora con Baluarte, que son «un lujo» que le proporcionan una «satisfacción» el estar al frente de las Fuerzas Armadas, algo de lo que se siente «muy orgullosa».

Además, se ha confesado como una persona «absolutamente institucional», que cree en las instituciones, que en una democracia hay que proteger las instituciones y mucho más en una época complicada, difícil, en el ámbito sanitario y económico.

«A mi siempre me van a encontrar en el lado de las instituciones, en el lado de la Constitución y creo en defender a la Jefatura del Estado y la Monarquía. Primero, porque lo dice la Constitución y segundo, por convicción; pero porque además es importante que España tenga una proyección internacional de solidez, de seriedad y eso, sin ninguna duda, lo dan nuestras instituciones», ha sentenciado.

COMITÉ DE LA VERDAD: «MAL EXPLICADO»

Por otro lado, Robles ha defendido «sin matices» la libertad de prensa y la libertad de información, pero cree que el denominado ‘Comité de la Verdad’ «no se ha explicado bien», ya que se trata de una orden ministerial para frenar las desinformaciones producen de manera organizada y maliciosa para poner en cuestión a las instituciones.

Para la ministra, a «ningún» gobierno le corresponde «velar por lo que dicen los medios de comunicación» y afirma que no entiende la democracia sin la libertad de prensa. No obstante, ha añadido que no se puede identificar las noticias falsas o ‘fake news’ con la desinformación, porque las primeras existen sin ninguna duda y son «los medios de comunicación los que, en su opinión, desde su responsabilidad, vigilen y valoren si las noticias que están publicando si están contrastadas» o son falsas.

«Eso es esencial y básico. La libertad de información y la libertad de prensa no la puede tocar ningún gobierno», ha dicho de forma tajante, pero después, ha hablado de la desinformación, a la que ha definido como otra cosa «totalmente diferente».

Ahí, se ha referido que desde todas las instituciones europeas se puede considerar como «dentro de las amenazas híbridas», cuando una manera organizada, maliciosa se pretende poner en cuestión las instituciones democráticas, cuando son incidencias de agentes estatales o no estatales extranjeros. Ante eso, ha advertido de que los países están «desarmados» porque la desinformación es un «arma híbrida» ante la que «cualquier gobierno» debe estar preparado.

«Ahí están los servicios de inteligencia, las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado y los jueces, pero no es bueno mezclar una cosa con otra», ha puntualizado.

A ese respecto, ha dicho que frente a la desinformación hay que protegerse pero la libertad de prensa es «un bien intocable, sagrado, que no se puede tocar en ningún caso y son los periodistas los que ante una noticia falsa deben hacer una valoración».