Los neumólogos piden las mismas restricciones del tabaco para el cigarrillo electrónico porque «es igual»

La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) pidió este lunes al Gobierno que la misma regulación que rige para el tabaco se aplique a los cigarrillos electrónicos, puesto que «son perjudiciales para la salud, igual que el tabaco».

Así lo reclamó Carlos A. Jiménez-Ruiz, presidente de esta asociación que reúne a neumólogos, cirujanos torácicos, pediatras, enfermeros y fisioterapeutas respiratorios, en la presentación de su declaración oficial sobre ‘Cigarrillos electrónicos (CE) y los dispositivos que calientan pero no queman tabaco (sistemas Heat not Burn)’, celebrada hoy en el ministerio de Sanidad.

Según Jiménez-Ruiz, esto supone que «se impida su publicidad, que se les aplique la misma presión fiscal y que se prohíba su uso en todos los espacios públicos, igual que sucede con el tabaco industrial». «Contienen tabaco y deberían ser regulados como tal», recalcó ante los cambios legislativos que estudia el ministerio.

El coordinador del área de Tabaquismo de la Separ, Jaime Signes-Costa, indicó, por su parte, que estudios independientes han demostrado que el cigarrillo electrónico es perjudicial para la salud porque, aunque en menor cantidad, «genera las mismas sustancias perjudiciales» que el tabaco convencional. «No es en absoluto seguro y tampoco sirve para reducir el consumo», afirmó.

De hecho, aseveró que suele contener la misma cantidad de nicotina y, aunque «produce menos dióxido y monóxido de carbono, genera otras sustancias potencialmente cancerígenas en mayor proporción». A su juicio, «la comparación no debe ser nunca con el tabaco convencional, sino con el aire limpio».

SÍ HAY COMBUSTIÓN

La clave, aseguró, reside en que el calor que se emplea para conseguir vaporizar el líquido «sí termina por producir una pirólisis similar a la combustión del cigarrillo industrial» en la resistencia del dispositivo.

«Los fabricantes afirman que no se produce, porque la temperatura que alcanza el cigarrillo electrónico oscila entre los 300 y 400 grados, frente a los 900 grados en un cigarrillo industrial, indicó. Sin embargo, «esto solo es así la primera vez, cuando el cigarrillo electrónico está sin usar». Subrayó que a medida que se utiliza, se acumulan residuos (carbonilla, micropartículas de metal…), «por lo que finalmente sí se produce una pirólisis parcial».

Por ello, afirmó que se genera el mismo tipo de sustancias. Asimismo, destacó que que además de nicotina, se han identificado sustancias cancerígenas (nitrosaminas específicas del tabaco, aldehídos, compuestos orgánicos volátiles e hidrocarburos aromáticos) y partículas ultrafinas -menos de 0,5 micras de diámetro- como metales pesados, que penetran con mucha facilidad en el torrente sanguíneo.

Por otro lado, explicó que el líquido de los cigarrillos electrónicos contiene propilenglicol, glicerol y «una enorme variedad de aromatizantes» que, debido a la descomposición térmica, producen formaldehído, acetaldehído, acroleína y glioxal, «sustncias tóxicas y con un riesgo cancerígeneo variable». Finalmente, indicó que el calentamiento repetido de la resistencia de estos dispositivos produce cromo, níquel, plomo, manganeso y aluminio, entre otros.

Para Jiménez-Ruiz, la conclusión es que «no podemos hablar de un producto seguro» ni de «riesgo reducido o modificado» como pretende la industria. «Deben por tanto someterse a la misma legislación» que regula el tabaco, incluida la misma carga fiscal.

Insistió además en su «poca eficacia para abandonar el consumo», sobre todo cuando existen tratamientos que «sí son seguros», y se refirió a que la inmensa mayoría de estudios que avalan la inocuidad de estos dispositivos «están pagados por la industria» .

De hecho, en la actualidad «hay un gran porcentaje de fumadores duales, y «se ha demostrado que es una vía de inicio al consumo de tabaco convencional entre los adolescentes», concluyó.

En el acto participó también la directora general de Salud Pública, Calidad e Innovación del Ministerio de Sanidad, Pilar Aparicio, quien resaltó su «interés prioritario en disminuir el consumo del tabaco». Según Aparicio, «es un asunto que para nosotros es número uno en salud pública, por todo el daño que producen para la salud tanto el tabaco como las nuevas formas de consumo».

(SERVIMEDIA)