La Guardia Civil detectó la presencia de Quim Torra en la nave en la que se encontraron 10 millones de papeletas

La Guardia Civil vigilaba la nave industrial de Bigues i Riells en la que se hallaron cerca de 10 millones de papeletas para el referéndum ilegal del 1-O desde tiempo antes de su registro. En los días previos, “durante la vigilancia en la nave, vimos que entraban distintas personas, entre ellas Quim Torra”, aseguró hoy cuando relataba en el juicio en el Tribunal Supremo lo que sucedió en el registro, en el que constataron una “actitud hostil”.

El primero en testificar este miércoles es un brigada de la Guardia Civil que dirigió el registro de una nave industrial en Bigues i Riells (Barcelona), donde se requisaron casi 10 millones de papeletas para el 1-O y unos 6.000 sobres completos con «membrete de la Generalitat», actas de constitución de las mesas, participación de votantes y los típicos carteles que informan de las mesas que se cuelgan en los colegios electorales para informar de dónde hay que votar.

«Se llegó allí gracias a las intervenciones telefónicas» ordenadas por el Juzgado de Instrucción número 13 de Barcelona, explicó el agente. Según su relato, el exdirector de Patrimonio, Francesc Sutries, recibió la oferta de una persona que «quería ayudar» y se la trasladó a Josep Maria Jové, con el que mantuvo conversaciones telefónicas con un código acordado. Con posterioridad se reunió con Pau Furriols, el empresario que ofreció su nave para guardar material del referéndum.

El testigo explicó que al inicio del registro la situación en la calle era tranquila, pero a partir de las 10.00 de la mañana empezaron a concentrarse manifestantes que gritaban “votarem” o “dadnos las papeletas”. En un momento dado, la Guardia Civil detectó la presencia de “un grupo de jóvenes que daban consignas de cómo organizarse para evitar que abandonemos la zona».

El registro de Bigues i Riells concluyó a las 14.00 horas. Los agentes decidieron sacar primero al secretario judicial y al abogado de oficio que asistió al empresario Pau Furriols en su detención. En ese momento, “dos agentes del dispositivo de paisano se disponen a salir con el secretario judicial. La calle es de un solo sentido. Y no les dejan salir, no consiguen salir». Fueron agentes de la Policía Local los que lograron “convencer» a los concentrados de que nadie se iba a llevar material electoral, sino que iba a salir el letrado y el secretario judicial, que acabó saliendo cubriendo su cara con una prenda que le prestaron.

“La situación fue muy tensa, con gritos. Cuando sale el vehículo recibe golpes y patadas. La salida fue muy lenta. Cuando salió el otro letrado tuvo que gritar por la ventanilla del coche que él era el letrado del turno de oficio» para lograr que se abriera paso al vehículo, explicó.

Quedaban dentro los furgones cargados con el material incautado y varios guardias civiles, e intentaron salir por el extremo de la calle donde habían menos concentrados. El turismo que llevaba al detenido pudo pasar porque “los compañeros pudieron hacer un hueco justo para pasar”, pero la furgoneta que iba detrás “ya no pudo pasar». En un momento de la salida un joven se abalanzó contra el vehículo simulando un atropello.

Ante estas dificultades el responsable del dispositivo decidió no salir y pedir ayuda. Una pareja de los Mossos pasó a media mañana para preguntar si necesitaban apoyo y les dijeron que la salida sería el momento más complicado. Sobre las 16.00 horas acudió una patrulla de seguridad ciudadana que se dirigió a un joven que aparentemente lideraba la concentración y que, según les dijeron los agentes autonómicos, había dicho que se apartarían para evitar que hubiese imágenes de violencia de los manifestantes con los Mossos.

Las furgonetas salieron a través de un pasillo que por momentos fue bloqueado. Según indicó, hubo un “ambiente hostil” y les gritaban e insultaba porque “nos estábamos llevando las papeletas”. La operación de registro y salida de la nave no concluyó hasta las 17.00 horas.

Durante ese tiempo “se lanzan latas de Coca-Cola llenas, botellas de plástico llenas, se golpean los vehículos. Cuando se para de nuevo el convoy vuelven a intervenir los Mossos y este chico joven también media para que estos dos señores se levanten. Lo consigue y se reanuda la salida, durante unas decenas de metros seguimos rodeados de gente. Una persona simuló un atropellamiento, pero los Mossos actúan y la situación no se desbordó”, concluyó.