La música ayuda a los enfermos con demencia a conectarse con sus seres queridos, según un estudio

Las personas con demencia suelen perder su capacidad de comunicarse verbalmente con sus seres queridos en las últimas fases de la enfermedad. Sin embargo, ahora, un estudio de de la Universidad de Northwestern (Illinois, Estados Unidos), en colaboración con el Instituto para la Terapia a través de las Artes (ITA), muestra cómo esa brecha puede salvarse a través de la música.

En la intervención, desarrollada en el ITA y denominada ‘Puentes musicales hacia la memoria‘, un conjunto musical en directo interpreta música de la juventud del paciente, como canciones de los musicales ‘Oklahoma’ o ‘Sonrisas y lágrimas’. Según los autores del estudio, esto crea una conexión emocional entre el paciente y su cuidador, al permitirles interactuar juntos con la música cantando, bailando y tocando instrumentos sencillos.

El programa también mejoró el compromiso social de los pacientes y redujo los síntomas neuropsiquiátricos, como la agitación, la ansiedad y la depresión, tanto en los pacientes como en los cuidadores.

El estudio, publicado en ‘Alzheimer Disease and Associated Disorders’ es «inusual» porque se dirigió a pacientes con demencia y a sus cuidadores, mientras que la mayoría de los estudios anteriores sobre el uso de la música para pacientes con demencia se han centrado solo en los pacientes.

«Los pacientes pudieron conectarse con sus compañeros a través de la música, una conexión que no estaba disponible para ellos verbalmente«, ha apuntado Bonakdarpour, profesor asociado de neurología en la Escuela de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern y neurólogo de Northwestern Medicine.

«Los familiares y amigos de las personas con demencia también se ven afectados por ella. Es doloroso para ellos no poder conectar con un ser querido. Cuando el lenguaje ya no es posible, la música les sirve de puente», ha expresado.

Los recuerdos musicales suelen permanecer en el cerebro incluso cuando el lenguaje y otros recuerdos desaparecen durante el proceso de demencia, ha apuntado Bonakdarpour. Esto se debe a que las regiones del cerebro que intervienen en la memoria y el procesamiento musical (por ejemplo, el cerebelo) no se ven tan afectadas por el Alzheimer o la demencia hasta mucho más tarde en el curso de la enfermedad. Así, los pacientes pueden conservar la capacidad de bailar y cantar mucho después de que su capacidad de hablar haya disminuido.

En el estudio, los individuos con demencia y sus compañeros de cuidado fueron grabados en vídeo conversando e interactuando durante 10 minutos antes y 10 minutos después de la intervención. Antes de poner la música, cada pareja de pacientes y cuidadores recibió formación sobre cómo interactuar más eficazmente durante la música.

Durante la intervención musical de 45 minutos, un conjunto de músicos de cámara y un cantante interpretaron canciones que atraían a los pacientes desde su juventud. Los pacientes y sus cuidadores recibieron instrumentos sencillos, como panderetas y maracas, para acompañar la música. Los musicoterapeutas especialmente formados interactuaron con los pacientes durante las actuaciones, haciéndoles tocar el tambor, cantar y bailar.

Después de la música se entablaba una conversación en grupo. Los pacientes se mostraron más comprometidos socialmente, lo que se evidenció en un mayor contacto visual, menos distracción, menos agitación y un estado de ánimo elevado. En comparación, el grupo de control, que no recibió la intervención y estuvo expuesto a los cuidados y programas diarios habituales, no mostró tales cambios en el mismo plazo. El programa incluía 12 sesiones a lo largo de tres meses.

Antes de la intervención, algunos individuos no se comunicaban mucho con sus parejas. Sin embargo, durante la intervención, empezaron a jugar, cantar y bailar juntos, lo que supuso un cambio significativo para la familia. Estos cambios se generalizaron también a su comportamiento fuera de las sesiones.

«A medida que el programa avanzaba, los cuidadores invitaban a varios miembros de la familia», según el musicoterapeuta neurológico del ITA, Jeffrey Wolfe, y líder del programa Puentes Musicales hacia la Memoria. «Se convirtió en una experiencia normalizadora para toda la familia. Todos podían relacionarse con su ser querido a pesar de su grado de demencia«.

El siguiente paso en la investigación es realizar el estudio en un grupo más amplio de pacientes. El ITA y Northwestern han recibido una subvención de tres años a través del Fondo Nacional de las Artes para ampliar este estudio.