Voluntarios del Banco Santander se unen para limpiar las playas de plásticos

Las playas de Cedeira y Doñinos (A Coruña), Baiona y Vila García (Pontevedra), Cabo Cope (Murcia) y Guadalhorce (Málaga) están más limpias gracias a pequeños ejércitos de voluntarios (450 en total) que se han dedicado a retirar manualmente residuos, sobre todo plásticos: más concretamente, el 95%. Mireia Belmonte, nadadora española y campeona europea, mundial y olímpica, nos lo cuenta en un vídeo en su calidad de embajadora del Banco Santander, responsable de la iniciativa. Porque fueron empleados, familiares y clientes de la entidad los encargados de desplastificar estas playas, y también encontraron tiempo para hacerlo en la ribera del Guadiana.

Santander Plastico

Todo el Banco Santander ha iniciado un movimiento “plastic free” en sus oficinas e instalaciones en todo el mundo y uno de sus puntales es el compromiso de los empleados del banco con la “desplastificación” del medio ambiente. En la última Junta de Accionistas, celebrada en marzo, la presidenta, Ana Botín, anunció que el banco eliminará todos los plásticos de un solo uso desde ahora hasta 2021, que ese mismo año el 60% de la electricidad que se consuma en Santander será de fuentes renovables y del 100% en 2025.

Como dice Belmonte en el vídeo, cada año más de ocho millones de toneladas de plástico acaban en los oceános, y España tiene el dudoso honor de ser medalla de plata europea. La nadadora es, también, embajadora de 123acorrer, la iniciativa de Santander España que apoya el deporte popular. Le acompañan en esta tarea el baloncestista Pau Gasol, el triatleta Javier Gómez Noya, los atletas Martín Fiz y Abel Antón y el ciclista Miguel Indurain.

Las labores de limpieza de las costas y los ríos no son las únicas acometidas voluntariamente por Santander: también están diferentes actividades con niños para fabricar nidos con material reciclado y colocarlos adecuadamente en los árboles; o talleres de aves para que los menores aprendan sobre la naturaleza y la importancia de cuidarla, según informa Europa Press.

Retirar una bolsa, o un envoltorio, de una playa es el primer paso. Es necesario, y lo es aunque sólo sea para concienciar a cada vez más gente del problema que los plásticos pueden estar generando no sólo para la biodiversidad, sino para la propia salud pública, de las personas. Y si no, basta con echar un vistazo, por ejemplo, a esta pieza del diario británico The Guardian, que entre otras cosas dice que los microplásticos están por todas partes, hasta en las más recónditas, y que aún no se conocen a ciencia cierta sus efectos sobre la salud humana… porque nos los bebemos con el agua de nuestros grifos y los comemos con los alimentos. A pesar de la honestidad de admitir nuestro desconocimiento sobre sus consecuencias, el sentido común nos dice que no deben ser buenas.

El reportaje de The Guardian cita a Julian Kirby, activista de Amigos de la Tierra: ”Se ha encontrado microplástico en nuestros ríos, nuestras montañas más altas y nuestros océanos más profundos”; cabe añadir que con su brigada de bacterias y microbios.

Santander The Economist

Sin ánimo de caer en el alarmismo, no todo el problema son bolsas o chanclas abandonadas en las playas. En otro vídeo de poco más de siete minutos de duración, en este caso de The Economist, se denuncia el grave daño que la industria textil está causando al planeta y al ser humano, por su ya citada entrada en la cadena alimenticia. Baste con uno de sus titulares: “Un solo lavado de ropa (en la lavadora) puede liberar hasta 700.000 fibras microplásticas, muchas de las cuales terminan en el océano”.

Por lo tanto, el problema es grave y está muy extendido, tiene íntimamente que ver con nuestro modo de vida y su solución pasa por que cada vez más gente tome conciencia y pase a la acción, aunque esas acciones puedan considerarse anecdóticas dada la magnitud del problema. De ahí el valor de iniciativas como la de Santander, en colaboración para Galicia con la Fundación Ecomar, que lleva desde 2007 limpiando las costas con niños.

Esta actividad del grupo presidido forma parte de un proyecto de mayor alcance. De hecho, existe una página web en España (santandersostenibilidad.es) dirigida a todos los empleados del grupo presidido por Ana Botín y que cuenta con impulsores en todas las comunidades autónomas.

La preservación del medio ambiente es sólo una de las seis categorías en las que se puede ejercer el voluntariado. Las otras cinco son Educación y Juventud, Salud, Desarrollo Económico, Bienestar Social, Ayuda Humanitaria y Arte y Cultura. En todas ellas se puede optar por participar  España o en el extranjero (África, Asia, América Latina y Oceanía).

Otra forma de ejercer el voluntariado, de forma más indirecta, es el programa     Euros de tu nómina, que consiste en la presentación, por parte de los propios empleados, de proyectos presentados, seleccionados y financiados por ellos. Santander duplica por su cuenta la cantidad final destinada por la plantilla a cada uno de esos proyectos.

Por poner las últimas cifras disponibles, en 2018 más de 44.000 trabajadores del grupo participaron en este tipo de actividades, a las que dedicaron en total más de 130.000 horas de su tiempo; a las que habría que añadir las de los empleados jubilados, familiares y clientes del grupo.

Pero volvamos, para terminar, a los plásticos: de la misma forma que la idea de los Santander Work Cafés, el nuevo concepto de sucursal bancaria del grupo, nació en la cabeza de uno de sus empleados en Chile, fueron trabajadores jóvenes de la filial brasileña quienes propusieron convertirla en la primera franquicia financiera de ese país plastic free en 2020; un año antes, por ejemplo, de que entre en vigor la prohibición de plásticos de un solo uso en la Unión Europea. Como ocurrió con las nuevas oficinas (abiertas a clientes y no clientes), el grupo en su conjunto ha adoptado esa idea y la aplicará a todos los mercados en los que está presente.