Cómo evitar la sensación de asfixia al llevar la mascarilla

-

A estas alturas ya todos conocemos esa sensación. Tras un rato caminando, o al subir escaleras, o haciendo la compra, o en el metro…Nos fatigamos, respiramos hondo y sentimos que no llega aire a los pulmones. La mascarilla agobia y no permite respirar profundamente. Sudamos y el aire que nos entra por la nariz está viciado. Y deseamos con todas nuestras fuerzas poder quitarnos la mascarilla.

Este es sin duda el inconveniente más molesto de las mascarillas. El ahogamiento, la angustia y la sensación de falta de aire son los motivos por los que muchas veces renunciamos a ella o nos la bajamos. Hay algunos trucos y estrategias para evitar esta situación.

¿Por qué se produce esa sensación de ahogo?

Mascarilla-Ahogo

Recientemente ha circulado un mensaje por las redes sociales asegurando que el uso prolongado de mascarillas puede llegar a producir hipoxia, esto es, una carencia de oxígeno en la sangre, en el organismo o en las células. El mensaje indica que “respirar una y otra vez aire exhalado se convierte en dióxido de carbono, por eso nos sentimos mareados». Sin embargo, esto es completamente erróneo, tal y como indican en Salud Sin Bulos.

Respirar a través de una mascarilla no provoca que se acumule CO2 como algunas personas creen, por tanto no se produce ningún tipo de intoxicación que origine ahogo o mareo. Esa sensación de fatiga o ahogo, según los médicos, tiene más relación con la angustia y los nervios que provoca en algunas personas llevar mascarilla. 

¿Cómo respiramos con la mascarilla?

Mascarilla-Respirar

La mascarilla sumada a la situación de tensión o nervios hace que cambie nuestra forma de respirar. Tendemos a respirar de forma más rápida o superficial, lo que provoca hiperventilación, es decir un desequilibrio entre el nivel de oxígeno y dióxido de carbono en los pulmones. En consecuencia, el cerebro interpreta que falta dióxido de carbono en la sangre y envía una señal al cuerpo para que respire menos. Y de ahí viene la sensación de ahogo.

Además, también influye en esto la falta de costumbre, el uso de mascarilla durante varias horas seguidas, la reutilización de mascarillas más allá del tiempo adecuado, la temperatura ambiente y la sensación de calor.

¿Son iguales todas las mascarillas?

Mascarilla-Igual

No del todo. En lo que se refiere a la sensación de ahogo, hay ligeras diferencias entre las mascarillas quirúrgicas y las FFP2 o FFP3. Las primeras sirven como barrera y actúan filtrando partículas de dentro hacia afuera. De esta manera, no están completamente selladas y permiten que el aire entre y salga por los laterales.

Las FFP2 o FFP3 protegen en los dos sentidos, tanto al portador como al resto, y el sellado es completo. Esto puede generar una sensación de agobio mayor. Eso no significa que no sean saludables, pues son sometidas a distintos procesos de certificación o aprobación estipulados en distintas normas técnicas a nivel internacional. Y, en esa normativa, se incluyen una serie de requisitos que aluden directamente a la respiración.

Problemas de ansiedad

Mascarilla-Ansiedad

En la ansiedad que sentimos podría estar la respuesta a esa percepción de agobio que nos puede provocar la mascarilla. «Las personas con ansiedad tienen un estado de hiperactivación mental que lo que hace es que exista una sensación constante de amenaza, de que algo les va a pasar. Son personas que se preocupan por todo, que están hipervigilantes, muy inquietas», explicó el doctor Ricardo Angora, vocal del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid.

Esta ansiedad se puede transformar incluso en tensiones en la zona facial que desembocan en problemas cervicales. «Este problema está muy ligado a las sensaciones físicas, que es lo que se conoce como somatizaciones. Cuando se tiene un rasgo de personalidad de este tipo es muy común que suceda. Es curioso porque precisamente estas personas que se agobian por el uso de protección son, por lo general, las que más miedo tienen a contraer la enfermedad».

Trucos para evitar la sensación de ansiedad

Mascarilla-Truco

Las técnicas de relajación y de respiración son clave a la hora de controlar esta angustia que nos produce la mascarilla. Son necesarias técnicas de disminución de la activación mental. Hablamos de meditación, de control de la respiración, relajación muscular… 

A esto podemos sumarle una buena hidratación, evitar salir en las horas centrales del día en las que el calor es más intenso y la sensación de agobio puede ser mayor y hacer pequeños descansos sin mascarilla cada dos horas para que se ventile el rostro.

Llevar una mascarilla de repuesto

Mascarilla-Repuesto

Esto puede ayudarnos a aliviar la sensación de ahogo. Si un día vas a pasar muchas horas fuera de casa y, además, va a ser un día caluroso, conviene llevar a buen recaudo una mascarilla de repuesto.

El calor y el sudor incrementan la sensación de asfixia. De este modo, llevando una de repuesto, podremos cambiárnosla en cuanto se humedezca la que llevamos puesta. Al sudar, la mascarilla se pega en la cara y dificulta la respiración. Por ese motivo es recomendable llevar una mascarilla limpia de repuesto.

¿Cómo evitar que se empañen las gafas?

Mascarilla-Gafa

Llevar mascarilla y gafas al mismo tiempo puede ser muy engorroso. Las gafas se te empañan, lo cual hace que te agobies más, respires más rápido y, por tanto, te cueste coger aire y empieces a sentir ansiedad. Un círculo vicioso que más vale cortar por lo sano.

Cuando salgas a la calle, entonces, además de la mascarilla, la mascarilla de repuesto y el gel hidroalcohólico, deberás llevar material para evitar el empañamiento de las gafas. Te pueden servir las toallitas limpiagafas con efecto antivaho. 

Otra alternativa puede ser doblar a pico un pañuelo de papel y colocarlo bajo la mascarilla, en la zona metálica. De este modo evitarás que el aire que exhalas suba a tus gafas las empañe y se incremente así tu ansiedad.