Esta pandemia nos ha hecho tener que mirar hacia nuestro interior para hacer turismo en vez de traspasar nuestras fronteras. Esto ha sido algo muy bueno porque nos ha redescubierto ciertos lugares y pueblos que estaban olvidados. Nos hace apreciar nuestra propia tierra y descubrir lugares increíbles más cerca de lo que pensabas.
España es un lugar con encanto, y este encanto se lo dan sus pueblos, sus gentes y su gastronomía. Ahora que se acerca el otoño y antes de que llegue la navidad, os proponemos unos cuantos de esos pueblos con encanto para realizar una escapadita rápida. Siempre va a haber cosas por descubrir y tomando nota de estos pueblos, puedes ver que en España no nos falta de nada.
Trujillo (Extremadura)
La localidad extremeña de Trujillo es conocida por tener una de las plazas más icónicas del mundo y el lugar de nacimiento de Francisco Pizarro. Trujillo es un pueblo rodeado por murallas y con una alcazaba árabe que lo domina desde arriba y desde donde se ve todo. Sus calles laberínticas que desembocan en su plaza son un lugar ideal para perderse.
Palacios, torres e historia de los que fueron a hacer las Américas completan un escenario ideal y más cerca de lo que nos podamos imaginar. Extremadura es tierra de descubridores y es el momento ideal para viajar hasta allí a descubrir por nosotros mismos lo maravilloso de Trujillo.
Olite (Navarra)
Olite es un pueblo de esos en los que te sentirás como en plena Edad Media. Sus increíbles edificios históricos te harán desconectar de esta realidad e introducirte en un lugar que parece salido de los cuentos de caballerías. Destacamos su castillo conocido como Palacio Real de Olite. Un edificio clásico con sus almenaras y torres que le hacen ser uno de los castillos más bonitos de Europa.
Si todavía no te has decidido a darte vuelta por Olite, quizás deberías buscar sus iglesias, sus palacios, su historia y sobre todo su parador, el Palacio Viejo de esos en los que merece la pena pasar al menos una noche en la vida. No lo pienses más. Olite te espera.
Cudillero (Asturias)
El pueblo de las casas de mil colores no está en Países Bajos. Tan cerca como en Asturias tenemos Cudillero, un pequeño pueblo de pescadores situado en un valle en el que están construidas las casas de colores. Un pueblo que desemboca en el Cantábrico y que nos brinda uno de los mejores paisajes de todo Asturias.
Y es que el pueblo sabe aprovechar su desnivel para colocar miradores en donde poder deleitarnos con el verdoso mar, el paisaje y las tejas de las casas. Y no hemos hablado de su impecable gastronomía. Playa, montaña, mar y campo, Cudillero lo tienen todo.
Garachico (Canarias)
SI hay un pueblo que contiene la esencia del Tenerife colonial, ese es Garachico. Para llegar a Garachico si vais a tener que coger un avión si vivís en la península, pero los isleños lo tienen más fácil para llegar a este lugar maravilloso en el que la historia y la naturaleza se entremezclan en un cóctel único.
Un volcán acabó con su puerto en 1706, pero a cambió dejó unas piscinas de roca volcánica ideales para refrescarse. Canarias no está tan lejos y Garachico bien merece la pena para un viaje de fin de semana.
Frias (Castilla y León)
La impresionante población medieval de Frías es otra de esos lugares a los que debemos ir, al menos, una vez en la vida para disfrutar de una escapada de época. Su posición, en pleno valle del Ebro le hace ser un lugar clave en el que los Duques de Frías pusieron su Castillo, construido en el siglo XI.
Este castillo está sobre un cerro y rodeado por un foso. Su torre del homenaje es ideal para echar un vistazo a todo el entorno. Además conserva parte de su histórica muralla desde la que se pueden ver las casas colgadas que permanecen impertérritas ante la gravedad. Todavía queda un poco de verano para dar una vuelta por allí y bañarte en su río.
Caravaca de la Cruz (Murcia)
La región de Murcia es algo más que Mar Menor, playas y huerticas. Caravaca de la Cruz es una muestra de esa Murcia que todavía no ha sufrido la sobreexplotación urbanística. Una villa surgida en torno a su basílica barroca, que permanece impasible en lo alto más alto de la población.
El arte renacentista y barroco domina por cada rincón de esta población, sin echar en falta su alcázar taifa que domina desde las alturas todos los alrededores. No podemos olvidarnos del paraje natural situado cerca del centro del pueblo y conocido como Las fuentes del marqués, un lugar impresicindible para visitar.
Chinchón (Madrid)
Con una de las plazas más icónicas de España y destino imprescindible si visitas la Comunidad de Madrid es Chinchón. Destacan sus edificios barrocos y la historia palpable por toda slas calles del pueblo. En su plaza mayor se proclamó rey a Felipe V, además ejerce de plaza de toros, cuadrada y de corral de comedias.
Un lugar ideal para ir a tomar algo y visitar el parador del monasterio de los Agustinos, la Casa de la Cadena de arte barroco, también la torre del reloj y la Iglesia de la Asunción. Un lugar muy típico y que está a tiro de piedra de la capital de España.
Arcos de la Frontera (Andalucía)
Cádiz aparte de la capital española del Carnaval, esconde en su provincia una joya llamada Arcos de la Frontera. Uno de los pueblos blancos, llamado así por sus casas encaladas y con una de las mejores vistas del Guadalete y sierras cercanas. Lleno de miradores con vistas impresionantes, no es apto para los que sufran de vértigo.
Un pueblo que derrocha luz debido al blancor de sus paredes y que destila calma, con sus calles empedradas y sus arcos por todos los lugares. Arcos de la Frontera es uno de esos pueblos de la ruta de los pueblos blancos que se te quedará en el corazón. Tanto por su encanto como por su gastronomía. Siempre vas a querer volver para disfrutar de su magnífica arquitectura. Otro pueblo con encanto y de los más bonitos de Andalucía.
