Esta es la edad a la que te vas a sentir viejo

Es difícil decir a qué edad empieza uno a ser viejo. Es un proceso lento, gradual y apenas perceptible. Un día nos despertamos y tenemos canas, o nos cansamos más de la cuenta al hacer deporte, o nos vemos metidos en la cama un sábado a las once de la noche. Tarde o temprano, los achaques de la edad nos llegan a todos. Pero, por supuesto, cuanto más tarde hagan su aparición mucho mejor. 

Al fin y al cabo, la vejez es en cierto modo una cuestión de perspectiva. Para un adolescente quinceañero una persona de 35 será poco menos que un vejestorio, aunque él se sienta todavía un chaval. Los viejos siempre son los otros, los que están un poco por encima nuestro en cuanto a edad. En definitiva, cada cual se engaña a sí mismo como quiere, e intenta ocultarse su propio envejecimiento como mejor le convenga. En estos casos solo nos queda la estadística: ¿cuándo empezamos, de media, a sentirnos viejos de verdad?

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«Me siento viejo»

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Se dice mucho eso de que la edad va por dentro. Que hay viejos con pocos años y jóvenes que ya han cumplido los 60. Y algo de verdad puede tener, pero los achaques físicos no son cuestión de actitud ni de carácter. Una encuesta llevada a cabo en Estados Unidos ha establecido la edad a la que la mayoría de las personas ya empiezan a sentirse en el crepúsculo de su vida. 

Los datos revelan que empezamos a sentirnos viejos a la edad de 47 años. Un poco más adelante, cuando ya cumplimos el medio siglo de vida, empezamos a preocuparnos seriamente por los cambios físicos y el deterioro corporal asociado al paso de los años. Hace cinco o seis décadas, a esas edades seríamos ya casi unos ancianos con poca vida por delante. Ahora, en virtud a la higiene pública y a los avances médicos, podemos esperar vivir todavía otros treinta años o más, hasta pasar los 80. 

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Miedo a envejecer

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La encuesta descubrió que un 64% de las personas encuestadas empiezan a preocuparse, a partir de los 47 años, de sus habilidades cognitivas. Muchos de ellos refieren que se olvidan de los nombres de las personas nada más que se las presentan y que presentan, al menos una vez al día, sienten que sus pensamientos “descarrilan” y no saben lo que estaban haciendo. Y eso impone, por supuesto.

Todas las personas encuestadas se encontraban ya al borde de entrar en la tercera edad. De los 2000 encuestados, hasta el 65% aseguraban que envejecer era uno de sus grandes miedos en la vida. El estudio ha sido financiado y desarrollado por Elysium Health con el objetivo de establecer una media referida a qué edad empiezan las personas a sentirse muy próximas a la vejez. 

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Pérdidas de memoria

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Más allá de los achaques físicos, el 56% de los encuestados están especialmente preocupados por el envejecimiento cerebral. Los despistes, los olvidos y todos esos síntomas que nos hacen sentir que se nos está yendo la cabeza. La cifra parece muy alta, y de hecho lo es, pero los encuestadores llaman a tener en cuenta ciertos factores. De ese 56% preocupado por sus lapsus cognitivos, la mayoría afirmó tener antecedentes familiares de pérdidas de memoria relacionadas con la edad. Los genes, en estos casos, tienen mucho que decir. 

Aproximadamente, un 25% de los encuestados reconocen que pierden, al menos una vez al día, el hilo de sus pensamientos. Un 20% de los mismos reconocen que les sucede varias veces a lo largo de la jornada. Más de la mitad de entre los 2000 encuestados dicen que se olvidan los nombres de una persona poco después de que se la hayan presentado. El 38% reconoce no acordarse de la fecha de cumpleaños de personas cercanas. 

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Cambiar de hábitos

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En la encuesta se observa una cosa que dice mucho de cómo somos los humanos. Pese a que todos se quejan y se preocupan por la pérdida de sus capacidades cognitivas, el 84% de los encuestados reconoce no estar tomando ninguna medida para evitarlo. Eric Marcotulli es el consejero delegado de la empresa que llevó a cabo la encuesta: “Más de la mitad de los encuestados son conscientes de que el consumo excesivo de alcohol, el tabaco y la falta de sueño aceleran la pérdida de volumen del cerebro”. 

No obstante, solamente el 41% es consciente de que los malos hábitos alimenticios pueden también tener un impacto en la salud de nuestro cerebro. “Por desgracia, no es sorprendente que mucha gente no asocie una buena dieta con el fortalecimiento de la salud del cerebro a largo plazo”, lamenta Marcotulli. “Pese a que sabemos de las propiedades del omega-3 para la salud del cerebro, en América el 80% de los encuestados no toma las dos raciones semanales de pescado que recomiendan los expertos”. El omega-3 se encuentra sobre todo en pescados como el salmón, el atún y las sardinas.

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¿Un remedio para no hacerse viejos?

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Científicos de todo el mundo llevan años trabajando para que el envejecimiento deje de ser una de nuestras mayores preocupaciones. Todo tipo de dietas, tecnologías e intervenciones quirúrgicas antienvejecimiento están siendo testadas. Por ejemplo, un equipo de la Universidad de Northwestern, ha descubierto que estimular el cerebro de las personas mayores puede hacer que su memoria sea tan eficaz como la de cualquier joven de varias décadas menos. 

Según descubrieron los científicos, estimular determinadas zonas del cerebro ayuda a recuperar la memoria de las personas mayores de 64 años que habían presentado olvidos y despistes frecuentes. Funcionó tan bien esta metodología que los investigadores no encontraron diferencias entre su memoria y la de los adultos jóvenes que no se habían sometido a la terapia. No obstante, no conviene llamarse a engaño. Decía Woody Allen que en esta vida hay dos cosas seguras: los impuestos y la muerte. Y si morimos es precisamente porque envejecemos. Lo más sabio, entonces, es aceptar la vejez con serenidad y asumir que así son las cosas y no pueden ser de otro modo.

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