En lo que tienes que fijarte si estás comprando coche de segunda mano

En una situación de incertidumbre como la que se vive en el sector del automóvil actualmente, es normal que el usuario no se arriesgue a tomar decisiones a largo plazo. Las restricciones de normativas se van acumulando y parece que hay fecha para el fin del vehículo de combustión. Pero las alternativas más ecológicas son también son las más caras y no están al alcance de todo el mundo. Por eso, comprar un coche de segunda mano se convierte en una opción inteligente a medio plazo.

 

Pero para adquirir un coche de ocasión hay que tener en cuenta una serie de factores de los que dependerá hacer una buena compra o no. Cuando ya se tiene un pretendiente que ‘a priori’ cumple todos los objetivos y se adecúa a las necesidades, es más que recomendable probar personalmente ese vehículo. Tras comprobar puntos básicos como que tiene los kilómetros que dice tener, que no ha sufrido accidentes (muy recomendable pedir un informe DGT) o que tiene el mantenimiento al día; toca ponerse al volante y estar atento a los siguientes aspectos.

 

Lo primero que se hace es arrancar y eso ya nos puede dar algunas claves. Si se trata de un coche de inyección electrónica (como la mayoría de los actuales), el arranque debería ser inmediato, sin que le cueste y manteniendo el ralentí estable. La dirección es otro de los puntos que nos pueden dar un diagnóstico del coche. Es importante que en parado no haga ruidos cuando giren las ruedas no haga ruidos y que en marcha se mantenga recta.

 

La suspensión también debe estar en buen estado, pues la amortiguación es vital para la seguridad y sus averías suelen ser costosas. Algunos síntomas negativos durante la conducción podrían ser las oscilaciones, vibraciones en el volante o frenada irregular. Y hablando de este componente, también es conveniente utilizar el freno con contundencia para ver si todo es correcto y si funciona el ABS.

 

Normalmente no debería salir humo del escape, así que encontrarlo podría ser síntoma de problemas. Por ejemplo, el humo azul puede significar consumo de aceite, el humo blanco que falta carburante en la combustión o el negro que está consumiendo demasiado combustible. Para terminar, también sería interesante conducir de noche para comprobar el estado de todas las luces del coche y la intensidad de los faros.