Telescopios revelan discos de formación planetaria destrozados por sus tres estrellas centrales

Un equipo de astrónomos ha identificado la primera evidencia directa de que los grupos de estrellas pueden destrozar sus discos de formación de planetas, dejándolos deformados y con sus anillos inclinados.

Esta nueva investigación sugiere que los planetas exóticos, no muy diferentes a Tatooine de ‘Star Wars’, pueden formarse en estos anillos inclinados de discos torcidos alrededor de múltiples estrellas. Los resultados pudieron obtenerse gracias a las observaciones realizadas con el Very Large Telescope del Observatorio Europeo Austral (VLT de ESO) y el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA).

El Sistema Solar es sorprendentemente aplanado, con todos los planetas orbitando en el mismo plano. Pero este no siempre es el caso, especialmente para los discos que forman planetas alrededor de múltiples estrellas, como el objeto del nuevo estudio: GW Orionis. Este sistema, situado a poco más de 1.300 años luz de distancia, en la constelación de Orión, tiene tres estrellas y un disco deformado y desgarrado que las rodea.

«Nuestras imágenes revelan un caso extremo en el que el disco no es plano en absoluto, sino que está deformado y tiene un anillo desalineado que se ha separado del disco», afirma Stefan Kraus, profesor de astrofísica en la Universidad de Exeter del Reino Unido, que dirigió la investigación publicada este jueves en la revista ‘Science’. El anillo desalineado se encuentra en la parte interna del disco, cerca de las tres estrellas.

La nueva investigación también revela que este anillo interior contiene 30 masas terrestres de polvo, lo que podría ser suficiente para formar planetas. Alexander Kreplin, miembro del equipo de la Universidad de Exeter, asevera que «cualquier planeta formado dentro del anillo desalineado orbitará a la estrella en órbitas altamente oblicuas».

«Predecimos que se van a descubrir muchos planetas en órbitas oblicuas con una amplia separación en futuras campañas de búsqueda de planetas a través de la obtención de imágenes con herramientas como, por ejemplo, el ELT», asegura refiriéndose al Telescopio Extremadamente Grande de ESO, que está previsto que comience a operar a lo largo de esta década.

Dado que más de la mitad de las estrellas nacen con una o más compañeras, esto plantea una perspectiva emocionante: podría haber una población desconocida de exoplanetas que orbitan en torno a sus estrellas en órbitas muy inclinadas y distantes.

Para llegar a estas conclusiones, el equipo observó a GW Orionis durante más de 11 años. A partir de 2008, utilizaron los instrumentos AMBER y, más tarde, GRAVITY, instalados en el Interferómetro VLT de ESO, en Chile, que combina la luz de diferentes telescopios VLT para estudiar la danza gravitacional de las tres estrellas del sistema y mapear sus órbitas. «Descubrimos que las tres estrellas no orbitan en el mismo plano, sino que sus órbitas están desalineadas entre sí y con respecto al disco», declara Alison Young, de las Universidades de Exeter y Leicester y miembro del equipo.

También observaron el sistema con el instrumento SPHERE, instalado en el VLT de ESO, y con ALMA, del que ESO es socio, y fueron capaces de obtener imágenes del anillo interior y confirmar su desalineación. El instrumento SPHERE de ESO también les permitió ver, por primera vez, la sombra que este anillo proyecta sobre el resto del disco. Esto les ayudó a averiguar la forma tridimensional del anillo y del conjunto del disco.

El equipo internacional, que incluye investigadores del Reino Unido, Bélgica, Chile, Francia y Estados Unidos, combinó sus precisas observaciones con simulaciones informáticas para entender lo que había sucedido en el sistema. Por primera vez, fueron capaces de vincular claramente las desalineaciones observadas con el teórico «efecto de desgarro de disco», lo que sugiere que el tirón gravitacional de estrellas en diferentes planos que entran en conflicto puede deformar y romper sus discos.

Sus simulaciones mostraron que la desalineación en las órbitas de las tres estrellas podría hacer que el disco a su alrededor se rompa en anillos distintos, que es exactamente lo que ven en sus observaciones. La forma observada del anillo interno también coincide con las predicciones de simulaciones numéricas sobre cómo se rompería el disco.

Curiosamente, otro equipo que estudió el mismo sistema usando ALMA cree que se necesita otro ingrediente para entender el sistema. «Creemos que la presencia de un planeta entre estos anillos es necesaria para explicar por qué se destrozó el disco», afirma Jiaqing Bi, de la Universidad de Victoria, en Canadá, que dirigió un estudio de GW Orionis publicado en ‘The Astrophysical Journal Letters’ en mayo de este año. Su equipo identificó tres anillos de polvo en las observaciones de ALMA, siendo el anillo más externo el más grande jamás observado en discos de formación de planetas.

Futuras observaciones con el ELT de ESO y otros telescopios pueden ayudar a los astrónomos a desentrañar completamente la naturaleza de GW Orionis y revelar la presencia de planetas jóvenes formándose alrededor de sus tres estrellas.