Los genes de las aves son iguales en ambos géneros pero funcionan diferente

Científicos de la Universidad de Sheffield, en Reino Unido, han descubierto que, aunque los machos y las hembras de las aves tienen un conjunto de genes casi idéntico, funcionan de manera diferente en cada sexo a través de un mecanismo llamado empalme alternativo, según publican en la revista ‘Molecular Biology and Evolution’.

Los machos y las hembras de la misma especie de aves pueden ser sorprendentemente diferentes. Por ejemplo, además de las diferencias fundamentales en la reproducción, los sexos pueden mostrar una profunda variación en el comportamiento, el color, el metabolismo, la incidencia de enfermedades y la historia de vida.

El equipo quería comprender cómo se desarrollan estas notables diferencias a pesar de que los hombres y las mujeres comparten principalmente el mismo ADN.

Thea Rogers, estudiante de doctorado en la Universidad de Sheffield y autora principal del estudio, destaca que «un ejemplo notable de las diferencias entre los machos y las hembras está en el pavo real. Los machos tienen un plumaje magnífico, mientras que el de las pavas es relativamente aburrido. La cola larga y los colores brillantes evolucionaron para ayudarlos a atraer parejas, pero tener un aspecto tan llamativo puede tener aspectos negativos, como hacerlos más notorios para los depredadores».

Según precisa, «características como esta son beneficiosas para los machos, pero pueden no serlo para las hembras, por lo que las aves deben encontrar una manera de desarrollar características diferentes. Predijimos que el secreto de estas diferencias debe estar en comprender cómo se expresan y funcionan los mismos genes de manera diferente en masculinos y femeninos», añade.

El equipo estudió los genomas de múltiples especies de aves para comprender cómo expresaban estas diferentes cualidades en machos y hembras.

Los genes codifican proteínas, moléculas grandes y complejas que impulsan procesos en el cuerpo y son responsables de la función y estructura de los tejidos del cuerpo. Antes de que los genes se puedan utilizar para producir proteínas, su secuencia de ADN se transcribe en ARN, una molécula intermedia que contiene las instrucciones para producir proteínas.

Los científicos encontraron que los hombres y las mujeres difieren en cómo se unen los fragmentos de ARN, lo que significa que el mismo gen puede producir una gran cantidad de proteínas y funciones distintas según el sexo en el que se exprese el gen. Este proceso se denomina empalme alternativo.

La doctora Alison Wright, investigadora de la Universidad de Sheffield y autora principal del estudio, señala que «es probable que este proceso genético sea realmente importante para generar biodiversidad, no solo en las aves sino en todo el reino animal».