Aunque a día de hoy toda la carne y todo el pescado que compramos, parece que son seguros, no es así. Algunas veces portan en su interior ciertos parásitos como los anisakis que nos pueden afectar mucho. Sobre todo, la carne de caza sin haber pasado por una revisión veterinaria y el pescado crudo sin congelar pueden llegar a ser muy peligrosos.
De hecho, durante el año pasado, un grupo de cazadores decidió hacer embutido de la carne de 5 jabalíes que habían capturado durante una salida. Por supuesto que esto lo realizaron sin ningún tipo de inspección veterinaria. Estos animales tenían un parásito llamado triquina que afectó tanto a los cazadores como a sus familias, ya que repartieron el embutido y provocaron 13 casos de triquinosis.
Qué es la triquinosis
Es una enfermedad provocada por consumir un parásito denominado Trichinella. Estos parásitos se encuentran en jabalíes y cerdos sin supervisión veterinaria, aunque pueden saltar a perros, gatos, ratas o caballos. Y si consumimos la carne infectada, también a los humanos.
La triquinosis se ingiere mediante la carne infectada consumida cruda o mal cocinada. Rápidamente se empiezan a ver los síntomas. La triquina tiene un ciclo biológico dividido en tres partes. Quiste que es la forma en la que están entre la carne y como la consumimos. Larva cuando está en nuestro intestino delgado y se introduce en la mucosa. Adulto, tras 2 o 3 días se hace adulta y consigue reproducirse.
Síntomas de la triquinosis
La reproducción de la triquinosis hace que las larvas entren en el sistema circulatorio y alcancen los músculos, allí generarán quistes para que otro animal las vuelva a consumir. Si no la cocinamos, el quiste permanecerá vivo y se descompondrá con los jugos gástricos que darán paso a la larva.
Tras comer la carne empezaremos a tener fiebre, vómitos, diarreas, dolor muscular y articular y sangre bajo las uñas y en los ojos. Puede ser mortal si no se trata a tiempo. Es obligatorio que tras una cacería un veterinario inspeccione las piezas para ver si están infectadas. Por suerte, la triquinosis es una enfermedad muy fácil de detectar, pero también muy común entre la carne que consumimos día a día.
Anisakis
Este es otro parásito que, de unos años a esta aparte, con la explosión de la comida japonesa en occidente, se ha hecho muy conocido. El Anisakis puede llevarnos a no poder comer pescado o marisco durante un largo tiempo e incluso de por vida. El anisakis son unas especies de parásitos que pueden acabar en nuestro organismo por error.
No pueden hacer su ciclo vital en nuestro organismo porque no somos su objetivo. El Anisakis es un pequeño gusanito que se encuentra en los músculos y vísceras del pescado. Lo consumimos en pescado crudo no congelado anteriormente. Su presencia aumenta al desechar tripas de pescado de nuevo al mar.
Síntomas Anisakis
Tras las primeras 12 horas de consumición de este parásito comienzan a aparecer sus síntomas. Estos pueden ser alérgicos o digestivos. Puede aparecer un fuerte dolor abdominal acompañado de nauseas y vómitos. Además, puede provocarnos fiebre. También puede aparecer erupción cutánea, asma, dificultades respiratorias y urticarias, aunque estos síntomas son menos frecuentes.
Para tratar el anisakis se suele usar un tratamiento sintomático como antiácidos para las molestias intestinales y antihistamínicos o corticoides para problemas alérgicos. Dependiendo de la dosis de parásito que hayamos consumido, terminará desapareciendo sola la infección. El anisakis suele estar contenido en sardinas, boquerones, arenques, bacalao, salmón, merluza, calamar, pulpo, sepia, pescadilla, caballa o bonito entre otros.
Toxoplasma
Este parásito es de extrema preocupación sobre todo para las embarazadas. Este protozoo es un ser vivo unicelular pero que puede tener distintos ciclos de vida. Este Toxoplasma concretamente se puede encontrar en las heces de cualquier felino y en la carne no cocinada de animales parasitados.
El ser humano está ampliamente infectado con Toxoplasma, de hecho, cerca de la mitad de la población mundial tiene quistes en el cerebro procedentes de este parásito. En Francia, donde la comida cruda es un habitual de su dieta, se presume que el porcentaje de infectados por toxoplasma puede llegar al 90%. Son datos que no tienen demasiada importancia debido a que apenas hay síntomas. Pero las personas con defensas bajas y las embarazadas que entran en contacto con el protozoo por primera vez si pueden tener problemas.
Síntomas en embarazadas
Las embarazadas son las personas que deben tener más cuidado con este protozoo y es que pueden afectar gravemente no a ellas, si no al feto. Si entran en contacto por primera vez con el Toxoplasma, puede empezar a reproducirse en el feto.
Esto puede generar malformaciones y problemas graves e incluso provocar un aborto prematuro. Las embarazadas deberán tener cuidado con su alimentación y no consumir embutidos. También deben tener cuidado al manipular areneros de gatos para higienizarlos.
Curiosidades del Toxoplasma
El Toxoplasma solo generará quistes ambientales si el animal portador de él es un felino y es que esta familia de animales son los hospedadores definitivos de este protozoo. De hecho, puede suceder que, si un ratón o una rata se contagia, en vez de huir, como sería su naturaleza, se acercará al gato para ser comido. Así el parásito podrá completar su ciclo.
Podemos detectar si estamos infectados por toxoplasma con un simple análisis de sangre. Esta prueba permite analizar si tenemos anticuerpos contra este parásito. De hecho, una vez infectados, generamos estos anticuerpos que harán que el protozoo no pueda acceder de nuevo a nuestro organismo.
Tenia
La tenia se puede encontrar en los cerdos y es una de la causa prevenible más frecuente de epilepsia en todo el mundo. El parásito de la tenia es endémico. La tenia provoca unos quistes que pueden desarrollarse en los músculos, cerebro, médula espiral y ojos. En Europa están volviendo a crecer los casos debido a los movimientos migratorios desde países de Sudamérica, Asía y África.
En España en 2014 había una tasa media anual de hospitalizaciones por tenia de 4,22 casos por cada 100.000 habitantes, un número que ha sido creciente desde 2008. La infección se puede realizar por vía fecal-oral al seguir la secuencia ano-mano-boca al realizar una mala higiene o al consumir una parte del parásito del estómago de un animal infectado. Una correcta higiene y una alimentación cuidadosa son los mejores previsores de contraer este parásito.
