Vox tacha los Presupuestos de «auténtico disparate»

El portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, ha defendido este miércoles ante el Congreso su enmienda a la totalidad de los Presupuestos Generales del Estado de 2021 para tumbar las cuentas públicas por ser «un auténtico disparate» y estar diseñadas para beneficiar a «las élites que dependen del BOE».

Así, ante el Pleno del Congreso, que este miércoles inicia el debate de totalidad de los nuevos Presupuestos, ha criticado que esa «lluvia de millones» procedentes de fondos europeos no beneficiará a «los invisibles», aquellos españoles golpeados por la crisis, sino a los «directivos del Ibex».

Y es que el portavoz de Vox ha acusado al Gobierno de estar «instalado en una realidad paralela» cuando «en el mundo real se vive en un auténtico drama». «Dense un paseo por las colas del hambre», ha invitado al Gobierno, antes de criticar que los nuevos pobres «son los nuevos invisibles», que «eran clase media que han sido abandonados».

Para Espinosa de los Monteros, se trata de unos Presupuestos «irreales, irresponsables y diametralmente opuestos a lo que España necesita», sustentándose sobre unas «previsiones lisa y llanamente increíbles», con «un agujero fiscal de 80.000 millones» y un crecimiento del 9,8% del PIB, cuando el Banco de España proyecta un aumento del 4,1%. «No es alcanzable», ha aseverado.

LA DEUDA CONLLEVA PÉRDIDA DE SOBERANÍA

Asimismo, ha afeado a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, la falta de protagonismo de la deuda pública en su intervención, ante el riesgo de una «pérdida de soberanía» del país, y le ha instado a aprobar un plan de consolidación fiscal y a abordar «una reforma integral de la Administración».

Espinosa de los Monteros ha defendido que habría que estar recortando en gasto «que no esté relacionado con crecimiento, empleo y protección social», tras identificar duplicidades y modernizar la Administración para «hacer más con menos».

MONTERO CELEBRA QUE A VOX NO LE GUSTEN LAS CUENTAS

«Me alegro de que no le gusten los Presupuestos, nos situamos en dos modelos muy distintos», ha replicado la ministra de Hacienda, asegurando que si el de PSOE y Unidas Podemos es «velar por el interés general», en el caso de Vox ha dicho no tenerlo «muy claro».

De hecho, ha cuestionado el papel de Vox en el debate político –«pareciera que vienen a derogar la política», ha dicho– y ha cuestionado esa invitación a pasearse por los barrios humildes: «No se entera; nuestra militancia, los miembros de las formaciones del Gobierno, son esa gente», ha dicho.

También ha criticado «el modelo del ‘sálvese quien pueda'» y «la ley de la selva» con Estado «reducido al mínimo» que, a su juicio, defiende Vox, por suponer «la negación del concepto propio de sociedad»: «No quieren combatir la crisis, quieren aprovecharse de ella», ha aseverado.

Además, ha asegurado que, al plantear una bajada de impuestos y del gasto, Vox persigue un debilitamiento del Estado del Bienestar, u «no se atreve a señalar» dónde recortar el gasto. Todo ello, ha apostillado, poniendo «en cuestión la propia Constitución» en ámbitos como la estructura autonómica del Estado o la progresividad del sistema fiscal.

CREE QUE VOX CUESTIONA «LA ESENCIA MISMA» DE LA DEMOCRACIA

Anticipando «poca esperanza» para encontrar «puntos de encuentro» con Vox para intentar mejorar las cuentas públicas que los de Santiago Abascal quieren derribar –«lo que ustedes ven como ideológico nosotros lo vemos como justicia social»–, Montero ha concluido con un «la esperanza es lo último que se pierde».

Por último, la ministra de Hacienda ha reflexionado sobre «la superioridad moral» con la que Vox cuestiona la capacidad de los representantes, en función de su pasado profesional o currículum académico, pues considera que con ello «cuestionan el cimiento mismo de lo que es la esencia democrática».

«La democracia es mucho más rica. Es la que permite que se pueda sentar en el banco azul un fontanero, un electricista o cualquier otra persona a la que su familia no haya tenido capacidad para darle unos estudios porque empezaron a trabajar con 14 o 15 años. ¿Son menos legítimos?», ha reflexionado.