Las lápidas más graciosas del cementerio

Estamos en vísperas del día de Todos los Santos. Este es el día en España en el que se visitan los cementerios. Las visitas a los camposantos también son una de las aficiones de algunos turistas. Estos tanatoruristas o turistas del dolor tienen la afición de ir a visitar los lugares de reposo más peculiares del mundo. Visitar un cementerio es como retroceder al pasado. Vemos cientos de lápidas, pero a veces tenemos que fijarnos un poco más para encontrar lo diferente.

En este artículo vamos a hacer un repaso de algunas de las lápidas más peculiares que hay a lo largo del mundo y de nuestro país. Vamos a tomarnos la muerte a cachondeo y vamos a hacer un poco de humor negro para recordar a todas estas personas que, hasta después de muertos, nos dejaron un epitafio o una lápida para recordar. Ya lo decía el pintor Miguel Collantes, “yo ya perdí peso, pregúnteme cómo” o Groucho Marx con su “perdone que no me levante”. Quien tiene humor, vive más, pero al final la muerte nos alcanza a todos.

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Estela y Pepe

Las Lápidas Más Graciosas Del Cementerio

Estela se fue primero y unos años después Pepe la acompaño eternamente en la sepultura. Se ve que Pepe era un tío muy cachondo por la inscripción que dejaron sus hijos para la posteridad.

En la frase, se puede leer, traducido “Rubia, échate un poco para allá que me clavas el codo”. Es andaluz profundo, del gracioso, del que solo con hablar, te saca la carcajada. Seguro que así era pepe y seguro que así le recuerdan sus familiares.

Ya seguro que ambos se están riendo en donde estén con este epitafio.

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Petra Dumitru

Las Lápidas Más Graciosas Del Cementerio

La lápida que vemos en la foto es la de Petra Dumitru, un rumano que quiso ser recordado para la eternidad con una foto. Tanto los familiares como los amigos y desconocidos, cuando visiten la tumba, le verán haciendo su mayor afición.

Y es que a Petra el encantaba darle a la botella. Esta foto retrata a una de las lápidas con lo que solía hacer a menudo. Pero la foto no le saca solo a él, también aparece su esposa. Pero todo esto tiene una explicación.

En el lecho de muerte, Petra le pidió a su cuñado, que sabía de todo, que hiciera que la gente le recordara junto con sus dos amores, el vino y su esposa, por ese orden.

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Lápidas: Allan Robinson

Las Lápidas Más Graciosas Del Cementerio

Uno de los grandes matemáticos que ha dado el siglo XX era Allan Robinson. Este matemático era un gran aficionado de los juegos japoneses de números conocidos como sudokus. Su familia quiso hacer un guiño a su gran pasión en su tumba.

Justo encima de su nombre vemos unas de las ecuaciones que le llevaron a la popularidad con su tesis doctoral, pero un poco más arriba vemos un sudoku sin resolver. Una de las lápidas que hablan del cariño que su familia tenía por él.

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Robert Clay

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Robert Clay Allison, por la fecha en la que nació y murió, se ve que era un hombre del profundo oeste. Murió a los 47 años, aunque no sabemos de qué.

Lo que sí que nos da una pista es su epitafio. Su familia dejó claro que Robert nunca mató a ningún hombre que no mereciera morir. Seguro que conocerle sería el sueño de muchos aficionados a las pelis de indios y vaqueros.

Lo que sorprende es lo bien que se conserva entre otras lápidas para tener más de 130 años. O la familia tenía dinero en el momento del fallecimiento o los descendientes invirtieron en mejorar la presencia de la tumba.

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Lápidas con peineta

Peineta

En este caso no podemos leer el nombre del fenecido. Sin embargo, vemos un gesto nada típico en cualquier cementerio cristiano. En esta tumba, esta persona les dedicaba una peineta a todos sus familiares.

Si quieres hacer tanatoturismo, esta tumba seguro que te pilla cerca. Está situada en el camposanto de Ávila. El epitafio tiene varias frases para la posteridad: “A hombros o en un carrito / lleno de flores llegamos.

Y sigue: “Con cínicas alabanzas nos despiden / pero ya no nos importa / porque no escuchamos. / Más os decimos con esperanza / que al final de este viaje / os esperamos”. El misterio de la peineta aún está por resolver.

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El hacker del cementerio

Las Lápidas Más Graciosas Del Cementerio

Aquí tenemos una de las lápidas más divertidas que hemos podido ver. Vemos cómo el muerto era un gran aficionado a la informática. En vida nunca se pudo separar de su ordenador personal.

En la muerte tampoco lo podrá hacer, porque le acompañará eternamente. Él no quería flores, de hecho, en la lápida no hay ningún lugar para depositarlas, así que hay que ponerlas delante del teclado, con lo molesto que es eso para escribir.

Lo que nos sorprende es el dinero que tiene que tener la familia. El PC está realizado en mármol. Además, es una escultura creada exclusivamente para esta lápida. Les habrá costado un dineral.

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Lápidas con advertencia

Las Lápidas Más Graciosas Del Cementerio

Esto no es un epitafio, si no una advertencia. “Todo el que le haga daño o le quite algo a los muertos, le entre cáncer negro en la boca del estómago”. Seguramente esta lápida se encuentra en uno de los suburbios de una gran ciudad.

Y es que hay que tener mucha poca vergüenza para quitarle las flores a los muertos. También es verdad que vemos que, en la lápida, en lo que se observa, no hay ninguna flor. Seguro que esta familia se lo ha gastado todo en este cartel realizado en mármol.

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Lápidas para llorar

Las Lápidas Más Graciosas Del Cementerio

La última lápida que tenemos aquí es para echarse a llorar. Seguramente que el fallecido era una magnífica persona. Pero a la familia no le dio la mejor educación. Aunque seguro que le echan la culpa al creador de la lápida.

Hay algunas frases y palabras que no entendemos, pero deberemos seguir leyendo hasta el final en donde se te saltan las lágrimas con ese “Abiendo”. Cuando un texto que da para la eternidad, ya sea en una lápida escrita a mano o en un tatuaje, antes hay que pasar el corrector ortográfico.

Esta lápida es una de las más conocidas en este cementerio, de hecho, los padres llevan allí a los niños para que vean cómo no se escribe habiendo, porque sufrirán el castigo eterno de tenerlo puesto en su propio epitafio.

Cuando llegues el próximo día de los Santos al cementerio, seguro que te vas a fijar mejor en lo que hay escrito en las lápidas.

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