Los gusanitos y otros snacks famosos que se inventaron por accidente

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No nos queda más remedio que admitir que, en no pocas ocasiones, el azar, la casualidad y la suerte valen más que el esfuerzo y el talento. O, al menos, dan más frutos. ¿Cuántos son los descubrimientos científicos, los avances técnicos o creaciones artísticas que surgieron de pura chiripa? Sin comerlo ni beberlo, sin que su propio creador tuviese consciencia de lo que estaba haciendo. Los gusanitos, por ejemplo, aparecieron así. Al igual que otros muchos snacks.

A veces los errores, las equivocaciones y los desvaríos dan resultados positivos. Basta con confiar y dejarse llevar, porque no sabes a ciencia cierta qué puedes esperar de algo. En la comida esto ha dado lugar a numerosos felices descubrimientos. Casualidades y hallazgos que nos regala el cosmos a mayor gloria de nuestro paladar. 

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Los gusanitos

snacks

Edward Wilson era una persona absolutamente normal y corriente, un simple trabajador que cumplía órdenes. Trabajaba en una empresa dedicada a producir comida para animales. Un buen día, al bueno de Wilson le tocó ponerse a limpiar una máquina trituradora.

La empresa en cuestión se llamaba Flakall, y tenía su sede en Beloit, en el estado de Wisconsin. El maíz que vendían estaba previamente triturado, pues de ese modo los animales no se atragantaban ni hacían daño al comerlo. Wilson descubrió que, al calentar este maíz se hinchaba y adquiría la forma y el sabor de las palomitas de maíz. 

Él mismo le añadió algunos ingredientes para mejorar su sabor y los bautizó como Korn Kurls. En 1939 Flakall los patentó y empezó a comercializarlos.

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