Estos alimentos JAMÁS deberías meterlos en el microondas

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Una verdad a todas luces es que la vida cotidiana se ha vuelto cada vez más rápida y agitada. Esto conlleva a que vayamos a la cama tarde, descansemos menos y sobretodo, comamos apurados.

Por eso es que la utilización del microondas crece exponencialmente conforme pasa el tiempo. Y es que todos queremos que el delicioso plato que guardamos en la mañana, al salir de casa, esté caliente en un par de segundos porque tenemos hambre o no hay tiempo de entibiar a fuego.

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En 2017, el microondas cumplió sus cincuenta años desde su primera prueba comercial en Boston, Massachussets, tras el final de la Segunda Guerra Mundial y la carrera tecnológica que ésta supuso. No fue hasta 10 años más tarde cuando este aparato, el cual transforma la energía eléctrica en electromagnética, fue comercialmente asequible para las familias estadounidenses.

El ingeniero Percy Spencer desarrolló este electrodoméstico imprescindible en el siglo XXI gracias a la casualidad. Mientras trabajaba con un magnetrón –el dispositivo que permite este cambio de energía- descubrió que la chocolatina que llevaba en sus bolsillos había comenzado a derretirse.

Tras concluir que la causa debía provenir de su experimento en desarrollo, decidió hacer una prueba con un huevo crudo. Spencer apuntó al radar con el que trabajaba a un huevo duro, el cual explotó inmediatamente debido a la fuente de calor repentino que recibió. El científico no se lo pensó dos veces y firmó una patente para comercializar el uso de esta tecnología para cocinar, que condujo al nacimiento del microondas primigenio.

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