El libro de Lecturas y comentarios de Anaya y otros que nos recuerdan que odiábamos la clase de lengua

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No es nada nuevo el hecho de que los jóvenes detesten ciertas asignaturas, nosotros también vivimos esa pesadilla años atrás. Algunas cosas cambian, como la tecnología con la que cuentan ahora, pero si algo sigue igual, es que las clases de lengua estaban entre las más odiadas, y razones no le faltan. Para los que recuerden sus tiempos de EGB, seguro que no os habéis olvidado de aquel libro de Lecturas y comentarios de la editorial Anaya.

Este no era un libro de memorizar ni con el que hacer exámenes, en realidad, era una historia que todos íbamos leyendo y comentando en clase, como su propio nombre indica. Pero lo cierto, es que era mejor estudiar que pasar el rato con este libro. Y no era el único que detestábamos, este y otros son los que te harán recordar de verdad lo mucho que odiabas la clase de lengua.

Lecturas y comentarios de la editorial Anaya

Lecturas Y Comentarios Anaya

Por supuesto, el primero que mencionaremos es Lecturas y comentarios de la editorial Anaya. Esta era la favorita de los colegios, pues casi todas sus asignaturas se impartían con sus libros. Pero el problema estaba en ese extra llamado Lecturas y comentarios.

El primero lo tuvimos en 1º de EGB, solo se llamaba Lecturas y tenía como portada un montón de osos de peluche sobre un fondo amarillo. Este no estaba tan mal, era acorde a la edad infantil y no era complicado a la hora de leerlo. El problema llegó un año después, cuando en 2º de EGB llegó Lecturas y comentarios, empezaron a introducir historias en castellano antiguo, y ahí no había dios que entendiera de qué iba la historia.

Claro, con 7 años, empiezas a leer obligado tales palabras, y el odio ya te nace. Vale que muchas de las palabras se traducían al castellano actual, pero así era muy difícil seguir el hilo. Y claramente, este no fue el único libro que te obligaron a leer en la asignatura de lengua.

El Lazarillo de Tormes, peor que cualquier libro Anaya

Lazarillo De Tormes Anaya

De pequeños todos queríamos jugar y correr, y lo que menos nos apetecía era tener que leer obligados. Si al menos fueran buenas historias, llamativas y atractivas en función de la edad, pues un aplauso a los profesores, pero nada más lejos de la realidad.

Si en 2º de EGB ya te parecía horrible ese libro de la editorial Anaya, que siguieron imponiendo el resto de cursos, imagina lo que fue leer El Lazarillo de Tormes con menos de 14 años. Este libro lo lees ahora, siendo un adulto, y aprecias la calidad, la historia y demás, pero tan joven, la cosa cambia. Así que sí, El Lazarillo de Tormes fue otra de las pesadillas que nos hizo obligar la clase de lengua. Y no, esto no ha acabado, aún hay más libros que recordamos haber leído por entonces.

La Ilíada

La Iliada

Entre los muchos libros de pesadilla que nos fue tocando leer, llegamos a 7º de EGB, y nos plantan un libro que ni por gusto te lees con 30 años en casa. Sí, a esa edad, en la que estabas entre los 10 y 11 años, llegas al inicio de curso, y mientras la profesora explica lo que vais a hacer ese trimestre, os suelta que tenéis que leer La Ilíada. Si creías que no había nada que los libros Lecturas y comentarios de Anaya, aún no tenías ni idea de lo que estaba por venir.

Llegas a casa en tu ignorancia, pues a esa edad no puedes tener demasiados conocimientos acerca de libros, y le cuentas a tus padres que te tienen que comprar este libro. En el caso de que ellos tampoco lo conocieran, llegáis a la librería, al dependiente se le pone la cara blanca y con pena en su cara, os entrega un libro que es un poema épico en veinticuatro cantos, el cual tiene de argumento un episodio del último año de la guerra de Troya. A esa edad ni siquiera tienes clase de historia, y ya te mandan un libro de algo que desconoces por completo. Una mala forma para fomentar la lectura. Siempre hay unicornios que se los leen encantados, pero no es lo normal.

El Quijote de la editorial Anaya

El Quijote Anaya

Con este gran clásico que todos deberíamos haber leído, la editorial Anaya trató que fuera más fácil para los jóvenes, pero como no, falló estrepitosamente. Y es que este, aunque importante y vital, estaba escrito en castellano antiguo, y la editorial no hizo otra cosa que explicar bajo cada página lo que significaban esas palabras desconocidas del castellano de la época. Que conste, a día de hoy seguimos sin entenderlas.

Pero si cada vez que no entendías algo debías bajar la mirada y luego volver a retomar la historia, no había forma de entender nada. Para eso, era más fácil ver la serie de dibujos que emitían en Canal Sur por las mañanas.

La Odisea

La Odisea

Otro de esos libros capaces de superar a los de Lecturas y comentarios de la editorial Anaya. Sí, con menos de 14 años, a todos les tocó leer La Odisea, no con gusto, ni siquiera esos unicornios rosas que disfrutaban con todo lo que se les ponía por delante en clase de lengua.

Al igual que La Ilíada, este era un libro nada fácil de leer para un joven. Aunque eso sí, a día de hoy lo lees y lo disfrutas de verdad. Aquí se narraban las aventuras, desafíos y peligros que vivió el héroe griego Odiseo tras el triunfo de la guerra de Troya. Pero no, tan joven no podías darle el valor que este libro tiene en realidad.

La herencia de libros

Heredar Libros

No todo era malo en los libros de Anaya, y es que estos se podían heredar a hermanos menores, primos, amigos de familiares y demás. Y no como a día de hoy, que cada año es uno diferente, y las familias no dan abasto comprando tantos libros nuevos.

Eso sí, esto no significa que nos gustara más la clase, solo recalcar que no todo era malo en estos libros. El esfuerzo de los profesores y la editorial estaba ahí, solo que en vano.

El problema de las lecturas obligatorias

Donde Los Arboles Cantan Laura Gallego

Por desgracia, este es un problema que sigue estando presente, y no parece que nadie le vaya a poner solución. Como la editorial Anaya, los libros de lectura obligatoria no suelen ser adecuados a la edad que se mandan a los jóvenes.

¿Las consecuencias?, se está creando el odio a la lectura desde jóvenes, cuando la intención es fomentarla. Hay escritores muy buenos con historias fantásticas para estas edades, como Laura Gallego, pero raro sería ver uno de sus libros recomendado en un aula.