Lores en la Sorbona: “Transformar las ciudades es cuestión de amor y autoestima”

  • Un encuentro con alumnos universitarios en París, da lugar a una animada charla sobre los cambios que precisan las ciudades.

Pontevedra, 28 de noviembre de 2018.-“Transformar las ciudades no es tanto una cuestión de izquierdas o derechas, como de amor a la ciudad y al país. Yo pienso que tiene que ver más con el amor propio, la autoestima; para mí es más por nacionalismo que por izquierda”, fue la respuesta de Miguel Anxo Fernández Lores a un alumno de la Sorbona durante lo animado debate que tuvo lugar ayer por la tarde en la universidad parisina tras la detallada intervención del alcalde explicando los detalles de la transformación de la ciudad.

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Otra pregunta era sobre los cuestes del nuevo modelo: “Hacerlo bien no tiene que ser más caro que hacerlo mal. El importante es el concepto, el rumbo que la ciudad quiere tomar y la política, que tiene que ser quien de llevar adelante las transformaciones con decisión y valentía”, concluyó Lores.

La master class tuvo lugar en un aula del Panteón, la sede histórica de la Sorbona, enmarcada en la cátedra de Emprendimiento, Territorio e Innovación, y fue presentado por la profesora Christelle Thomas, directora ejecutiva de la cátedra, quien dijo que mejorar las ciudades pasa por sumarse a las noticias dinámicas para hacer más habitables los espacios, pero también por provocar cambios culturales en las personas, que deben modificar su manera de relacionarse con las ciudades: “tenemos que mejorar nuestro compromiso con el medio, y por lo tanto innovar en políticas sociales y medioambientales, de cara a conseguir individuos que vivan en ciudades más inclusivas, con mayor bienestar y calidad ecológica”.

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La intervención de Lores se inició con cuestiones de concepto sobre lo cambio que en este momento buscan las ciudades en su relación con los coches, el derecho al espacio público, la necesidad de mejorar las calles y plazas para que éstas puedan llegar a ser una continuación del espacio privado, mudar la cultura de la movilidad desde una óptica global, promover unidades de vecindad donde buena parte de las actividades humanas y los transportes públicos podan desarrollarse a 15 minutos de la casa o prestar atención al medio ambiente urbano además de la que merecen los espacios naturales como bosques u océanos.

A partir de ahí se refirió a cómo se fue ganando espacio público gracias a la reducción de los desplazamientos mecanizados, los tipos de tráfico, la consideración de caminar como un modo fundamental para la movilidad urbana, los tipos de tráfico a motor, el tráfico de necesidad, el sistema de aparcamiento en Pontevedra, la ciudad 30 o los badenes.

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Reducción de consumo hidrocarburos, muertos cero, aumento del espacio público en relación al motorizado, los avances en la movilidad escolar, la compra a pie y el incremento de habitantes y las actividades económicas fueron los resultados de la experiencia pontevedresa que justifica la admiración internacional generada por el nuevo modelo.

El dilatado debate posterior se centró en los proyectos futuros, la posibilidad de replicar el modelo en una ciudad grande como París, los costes del nuevo modelo, la relación entre el centro y la periferia o cómo pudo convencer a los sectores más refractarios. Entre las respuestas, Lores reconoció que eso de “gobernar para todos” del que hablan algunos representantes políticos “es imposible; nunca se puede hacer. Al gobernar tienes que cumplir tu programa electoral y no enredarte en buscar consensos que son imposibles”.

Manifestó que la oposición de los comerciantes va cediendo a medida que van perdiendo el miedo a que sus negocios se resientan, y la oposición política forma parte del previsible: “Muchas veces son simplemente miradas distintas sobre la realidad; es normal que existan personas que no están de acuerdo”.

Al ser preguntado si el modelo puede tener réplica en ciudades como París, responde que lo importante es compartir la filosofía de conseguir más espacio público para la gente y mejorarlo para permitir una vida de mayor calidad no sólo para los turistas o en los barrios centrales, sino en toda la ciudad, porque de lo contrario se tiende a la expulsión de las personas de los mejores barrios: “Tiene que haber unos criterios comunes a toda la ciudad, gestionando el conjunto con un mismo criterio de extender la calidad del espacio a todos los barrios y mudar la cultura de la movilidad”.