El presentador de 'El Hormiguero' de Antena 3, se ha convertido en un ejemplo de vitalidad, y no es por casualidad. Detrás hay un trabajo duro y mucha disciplina para entender que para envejecer bien, no hay atajos. Su receta es simple: trabajar la fuerza. Mientras muchos buscan tratamientos milagrosos, él ha convertido el gimnasio en su farmacia personal.
En una época donde la longevidad es un tema obsesivo, Pablo Motos ofrece una perspectiva práctica. No habla de pócimas secretas ni de rutinas imposibles. Habla de disciplina. De levantar pesas, de sudar la camiseta y de entender que el músculo no es solo cuestión de estética. Para él, es la clave para mantenerse funcional, sano y lleno de energía.
La fuerza como póliza de seguro para la vejez, según Pablo Motos

La filosofía de Pablo Motos se puede resumir en una frase que él mismo ha compartido en sus redes sociales. “El músculo está directamente relacionado con la longevidad”, afirma. Y va más allá:“Ningún tratamiento es más eficaz para envejecer bien que trabajar la fuerza”.
Con la edad, lo primero que se pierde es la fuerza y perderla significa perder autonomía, aumentar el riesgo de caídas y ver mermada la calidad de vida. Por eso, su objetivo no es solo tener un buen aspecto, sino construir un cuerpo resistente que le permita seguir haciendo lo que le gusta durante muchos años. “Tu cuerpo te lo agradece”, suele decir.
¿Y en qué se traduce esto en el día a día?

En una rutina de entrenamiento constante. Pablo Motos ha confesado que entrena seis días a la semana, dedicando alrededor de hora y media cada día. Combina distintas disciplinas para un desarrollo completo: boxeo, yoga y, por supuesto, trabajo de fuerza específico en el gimnasio.
Recientemente, incluso en plenas fiestas navideñas, compartió en sus redes sociales un vídeo entrenando. No hubo turrón en su post, sino sudor. Mostró una sesión de 'full body' o cuerpo completo. En las imágenes se le veía haciendo sentadillas traseras con peso, dominadas lastradas con discos, remo en barra T, curl de bíceps y aperturas laterales para los hombros. Pero quizás el ejercicio más llamativo fue uno de core, colgado de unas anillas, subiendo los pies para trabajar el abdomen con un control admirable.
Para él, el gimnasio no es un lugar de castigo, sino su refugio personal. El sitio donde se cuida y se desafía a sí mismo. Incluso se rodea de compañeros de entrenamiento de alto nivel, como el cantante Omar Montes o el campeón de UFC Ilia Topuria, con quienes ha compartido sesiones de boxeo. “Entrenando con los campeones. Dándolo todo”, escribió en una ocasión.
El aliado imprescindible: su entrenador, “el escultor”

Pablo Motos trabaja codo con codo con su entrenador, Ramón, de ‘Abelife’. A él lo llama cariñosamente “el escultor”. Y la metáfora es perfecta. Ramón no solo le pone la tabla de ejercicios; lo moldea, corrige su técnica y diseña un plan que se adapta a sus objetivos de longevidad y rendimiento.
En el vídeo navideño, Motos hizo un reconocimiento explícito a su labor. “Aquí os comparto mi último entrenamiento en ‘Abelife’ con mi entrenador Ramón, o como yo le llamo ‘el escultor’”, escribió.
Asimismo, Pablo Motos es muy consciente de su alimentación y ha hecho ajustes importantes en su dieta. En una entrevista para el podcast 'Tengo un Plan', habló sobre sus hábitos. Reveló que hay un alimento que ha desterrado por completo: los carbohidratos.
“No tomo nada de carbohidratos”, confesó.
También añadió su razonamiento: “No me gusta. Sé que va mejor, pero prefiero que mi cuerpo se acostumbre a usar grasa y proteína como combustible”. Esta decisión va en línea con enfoques nutricionales que priorizan las grasas saludables y las proteínas para mantener la masa muscular y la energía estable.
¿Y qué desayuna entonces? Su primera comida del día suele incluir bayas de goji, nueces y una tortilla grande. “Puede ser francesa o solo de claras, depende de lo que vaya a entrenar ese día”, detalló. Es un desayuno cargado de proteínas, antioxidantes y grasas buenas, pensado para alimentar sus mañanas activas. Pablo Motos ha dicho que entrena “para compensar el paso del tiempo”. No busca ser un veinteañero, sino ser la mejor versión de un hombre de 60 años. Fuerte, ágil, saludable.







