Un científico confirma que el hongo negro de Chernóbil representa un avance revolucionario

Un hongo negro de Chernóbil consigue prosperar en un entorno en el que casi nada más consigue sobrevivir por la radiación que aún hay en el lugar tras el gran desastre nuclear de los años 80. Estos hongos podrían ayudar a proteger a los astronautas de la radiación en sus exploraciones espaciales.

La ciencia no deja de sorprendernos y ahora lo ha hecho con un nuevo hallazgo en el que se ha podido conocer que existe un hongo negro de Chernóbil que puede convertirse en un avance revolucionario a la hora de proteger a los seres humanos frente a la radiación, y que podría tener grandes aplicaciones a nivel espacial.

Los investigadores se han mostrado sorprendidos por este descubrimiento, pues se encuentra ante un hongo que es capaz de prosperar en un lugar que casi nada más consigue hacerlo, logrando convertir la radiación del entorno en energía útil para crecer, lo que lo hace convertirse en un gran aliado para determinados ámbitos.

EL SORPRENDENTE HONGO NEGRO DE CHERNÓBIL

El potencial del hongo negro de Chernóbil abre puertas a soluciones tecnológicas y médicas
Fuente: Unsplash

Mientras los investigadores trabajan en una futura memoria RAM creada a partir de hongos, estamos ante un gran descubrimiento científico que tiene que ver con otro tipo de hongo. Hablamos del hongo negro de Chernóbil, que sorprende por ser capaz de desarrollarse en un lugar donde hubo un gran desastre nuclear en los años 80.

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Desde la década de los 90, Chernóbil se ha convertido en un auténtico laboratorio abierto en el que se puede explorar cómo la vida es capaz de afrontar y resistir a la radiación. Esto es precisamente lo que ha permitido a un grupo de investigadores descubrir la existencia de unos hongos sorprendentes.

Estos hongos que están muy melanizados, no solo son capaces de tolerar altas dosis de radioactividad, sino que también crecen orientándose hacia el grafico y las partículas radioactivas, en lo que se trata de un comportamiento que se denomina radiotropismo.

El radiotropismo lo que hace es hacer que el hongo busque la radiación, y distintos estudios aseguran que la melanina, el pigmento que también oscurece nuestra piel, podría transformar parte de esa radiación energía química aprovechable. Esta es una idea que se ha decidido llamar radiosíntesis.

CÓMO AGUANTA ESTE HONGO DE CHERNÓBIL LA RADIACIÓN

El hongo negro de Chernóbil posee propiedades que suponen un avance revolucionario para la ciencia
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En el año 1997, durante las primeras incursiones al edificio del reactor, la microbióloga ucraniana Nelli Zhdánova encontró techos ennegrecidos por mohos que eran capaces tanto de soportar los altos niveles de radiación como de crecer en estas circunstancias.

En las muestras del suelo del área ya había visto que algunas hifas crecían hacia las fuentes emisoras de radioactividad. Este giro activo hacia la radiación fue confirmado a través de placas y contadores que descartaban el carbono del grafito como cebo nutritivo.

Una década más tarde, en 2007, un grupo del Albert Einstein College of Medicine pudo demostrar que la melanina cambia sus propiedades electrónicas cuando recibe radiación ionizante. De esta forma, se pudo ver cómo hongos negros como Cryptococcus neoformansWangiella dermatitidis y Cladosporium sphaerospermum tuvieron un incremento de su actividad metabólica y más biomasa bajo radiación en laboratorio.

Es por ello por lo que los investigadores llegaron a la conclusión de que la melanina facilita las transferencias de electrones y, por ello, parte del metabolismo se consigue aprovechar y nutrirse precisamente de la radiación.

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ESTE HONGO DE CHERNÓBIL PUEDE AYUDAR A PROTEGER A LOS ASTRONAUTAS

Investigación confirma que el hongo negro adaptado a la radiación en Chernóbil es clave para el futuro
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Una de las aplicaciones que podrían tener estos hongos negros de Chernóbil tiene que ver con su uso más allá de nuestro planeta. En la Estación Espacial Internacional, una fina capa de Cladosporium sphaerospermum pudo atenuar la dosis medida de radiación en torno a un 2,4% tras unas pruebas en comparación con el de control.

Aunque pueda parecer un bajo porcentaje, demuestra la capacidad que puede ofrecer por unidad de espesor, lo que significa que con unas capas más gruesas de estos hongos que prosperan en Chernóbil, o combinadas con regolito marciano, pueden proteger a los astronautas de la radiación.

Se trata de una aplicación que es muy interesante, ya que los astronautas podrían estar protegidos de la radiación durante sus viajes o estancias en el espacio, o bien en las posibles futuras colonias en Marte. Además, tiene la ventaja adicional de que el material crece por sí mismo y se regenera, especialmente útil en misiones largas.

En algunos experimentos no se apreció un crecimiento de algunas especies de hongos negros de Chernóbil en unas condiciones concretas, aunque sí se apreciaron cambios de pigmentación, lo que también deja claro que al hablar de hongos hay mucha diversidad, y no todos sirven para este fin.

La radiosíntesis no consigue sustituir a los nutrientes habituales, sino que sí que puede ser una forma para que estos obtengan energía cuando lo necesitan, como sucede en aquellos sitios de Chernóbil con mayor radiación.

LA MELANINA DE LOS HONGOS DE CHERNÓBIL

Científicos estudian el hongo negro radiactivo de Chernóbil por sus aplicaciones innovadoras
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Mientras la ESA revela su plan para aterrizar en la Luna, nos encontramos con este otro avance que puede ser clave para que los astronautas estén más protegidos durante sus viajes por el espacio. En este sentido, hay que tener en cuenta la melanina fúngica, que cuando se incluye a ciertos polímeros hace que estos incrementen su estabilidad estructural y protección frente a la radiación.

Así lo demostró en 2025 un estudio en PNAS, lo que permite conocer que estos hongos se pueden usar para diseñar recubrimientos o materiales híbridos pensados para la protección frente a la radiación. Por otro lado, se sigue hablando de la biorremediación de zonas contaminadas, en las que comunidades de estos hongos podrían ser útiles para reducir riesgos.

Pese a todo, y aunque estos hongos prometen mucho por los beneficios que pueden tener de cara a enfrentarse a la radiación y servir como blindaje de los astronautas, por el momento no se ha podido demostrar que realmente estos hongos sean capaces de acelerar la desintegración radioactiva ni que puedan ser capaces de sobrevivir solo de la radiación.

Lo que sí han podido confirmar los científicos es que algunos melanizados orientan su crecimiento hacia las fuentes emisoras de radiación. De esta manera, bajo radiación, su melanina puede facilitar la transferencia electrónica que puede derivar en un mayor metabolismo y más biomasa, especialmente cuando los nutrientes son escasos.

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En una zona tan delicada como Chernóbil, este extra de energía puede ser clave para que estos hongos negros puedan prosperar.

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