Cuando hablamos de demencia, nos referimos al conjunto de síntomas que derivan de distintas enfermedades crónicas y progresivas que suponen un deterioro de las funciones cognitivas, como el pensamiento o la memoria, entre otros, y ahora un estudio ha permitido conocer la relación que tiene con el lugar en el que reside una persona.
Un investigador en neurociencia revela un hallazgo alarmante, que asegura que vivir en barrios pobres aumenta el riesgo de demencia de manera considerable. De esta forma queda claro que dónde vive una persona puede afectar mucho a su desarrollo y podría favorecer la aparición de determinadas enfermedades.
LA DEMENCIA Y SU RELACIÓN CON LA POBREZA

En muchas ocasiones se ha hablado del Alzheimer, uno de los tipos más comunes de demencia, y el impacto que esta enfermedad tiene en el deterioro cognitivo en personas mayores. Las investigaciones sobre este tipo de problemas de salud continúan y cada vez podemos conocer más detalles sobre la incidencia que puede tener en el desarrollo de cada persona el lugar donde reside.
Se conoce como demencia a ese conjunto de síntomas que derivan de distintas enfermedades crónicas y progresivas que provocan un deterioro de las funciones cognitivas, como el pensamiento, la memoria e incluso la capacidad para realizar actividades cotidianas.
Existen diferentes tipos y sus causas pueden ser múltiples, si bien hay una serie de factores que pueden aumentar la probabilidad de desarrollarla. Así lo asegura una investigación de la Universidad de Cambridge, que ha demostrado que las personas que residen en barrios pobres poseen una mayor probabilidad de sufrir este trastorno, sin importar el propio estatus socioeconómico que estas tengan.
Es decir, el simple hecho de residir en esos barrios socioeconómicamente desfavorecidos lleva a que acabe por tener incidencia en la propia salud de sus habitantes, incrementando el riesgo de que lleguen a sufrir demencia en el futuro.
RELACIÓN ENTRE LA DEMENCIA

Este estudio de la Universidad de Cambridge se ha encargado de buscar la relación entre la demencia y el lugar en el que se reside. Para ello, se examinaron a un total de 585 adultos sanos de entre 40 y 59 años de edad, residentes en Reino Unido e Irlanda.
Tras analizar los datos de estas personas, que habían sido reclutadas para el programa Prevent-Dementia, se pudo encontrar que aquellas que residen en zonas con bajos ingresos, una alta tasa de desempleo o escasas oportunidades de formación, experimentaban distintos problemas. Entre ellos se encontraban la obesidad, los problemas de sueño o la hipertensión, además de hacer menos actividad física.
A pesar de todo, y al contrario de lo que habitualmente se suele pensar, la gente que vive en barrios desfavorecidos tiende a consumir menos alcohol, que es un factor de riesgo asociado con la demencia, que aquella que vive en mejores vecindarios.
De igual modo, pudieron encontrar que existía una estrecha relación entre la función cognitiva y las características del barrio. Cuando se trataba de personas que residían en viviendas precarias y con un alto nivel de delincuencia, se apreciaba una menor atención y orientación espacial, pero también una menor capacidad en el procesamiento de información.
Todo ello lleva a los investigadores a confirmar que habitar en barrios pobres está vinculado con un deterioro cognitivo más pronunciado a lo largo de la vida. La neurociencia lo explica y asegura que se asocia principalmente con factores ambientales y por el propio estilo de vida.
EL LUGAR DÓNDE SE VIVE AFECTA A LA DEMENCIA

Mientras 800.000 personas con Alzhéimer en España tienen que lidiar con un drama oculto por el alto coste de cada paciente, nos encontramos con un nuevo estudio que confirma el impacto que tiene vivir en un barrio desfavorecido de cara a la probabilidad de desarrollar demencia.
La explicación de los investigadores radica en los daños en los pequeños vasos sanguíneos del cerebro que están vinculados con hábitos de vida poco saludables que se siguen en este tipo de barrios más pobres, además de por la propia gestión de los factores de estilo de vida. Todo ello contribuye a que se sufra este problema de salud.
Los expertos señalan que el lugar en el que reside una persona puede llegar a afectar a su salud cerebral desde la mediana edad, y aunque no lo hace de una manera directa, sí que lo provoca por la adopción de un estilo de vida que favorece la demencia.
Esto quiere decir que quienes residen en barrios pobres y con menos posibilidades pueden tener mayores problemas para poder obtener un sueño de calidad, para hacer ejercicio y para controlar factores de riesgo como la obesidad o la presión arterial. Todo ello tiene efecto en los vasos sanguíneos del cerebro, llevando así a sufrir problemas cognitivos.
RELACIÓN DE LA DEMENCIA CON EL ENTORNO

Los expertos en neurociencia son claros a la hora de asegurar que el riesgo de demencia está más relacionado con el entorno y las condiciones sociales que con los hábitos personales. Es por ello por lo que reducir ese riesgo supone la necesidad de mejorar los factores sociales que pueden tener una mayor incidencia sobre la salud del cerebro.
El autor principal del estudio, el profesor John O'Brien destaca la importancia que tiene el lugar de residencia de cara a disfrutar de una mayor salud cerebral y, por tanto, con respecto al riesgo de demencia. Explica que quienes viven en barrios desfavorecidos tienen una "grave desventaja" con respecto al resto.
Pese a todo, O'Brien aclara que no se debe "echar la culpa" al individuo, sino que la forma de evitar estos problemas de demencia derivada de residir en un lugar desfavorable es a través de políticas que ayuden a reducir las desigualdades en salud por parte de las autoridades locales y nacionales.
Este estudio no deja de dejar claros los diferentes problemas que pueden tener los barrios y la necesidad de adoptar soluciones adaptadas a cada uno de ellos, y no solo con los barrios más desfavorecidos, sino con otros que también pueden llevar a la adopción de malos hábitos de vida.







