Lejos de las aglomeraciones, existen pueblos españoles que conservan la esencia de la Navidad con autenticidad, donde el frío huele a leña, a castañas asadas y a tradición. Si lo que buscas es una escapada que reconforte, te lleve a otra época y te permita saborear el invierno, estos cinco pueblos son una apuesta segura. Cada uno, a su manera, guarda el secreto para vivir un diciembre inolvidable.
Provincia de Segovia, Pedraza

En la provincia de Segovia, Pedraza es un monumento a la piedra y la sobriedad. En diciembre, esta villa amurallada se viste con una elegancia discreta y castellana. Sus calles empedradas y casas señoriales se envuelven en una iluminación navideña que acentúa su belleza, sin estridencias. El frío es protagonista, con temperaturas que rondan los 0 grados, creando la atmósfera perfecta aunque la nieve decida no hacer acto de presencia. Su mercadillo navideño y sus belenes completan una postal de cuento.
La experiencia en Pedraza es también un viaje gastronómico. Es el lugar ideal para refugiarse del frío con la contundente cocina de la zona. Un plato de judiones de La Granja, un cochinillo asado al horno de leña o un cordero lechal son elecciones perfectas. Para endulzar la velada, nada como un ponche segoviano o los dulces de convento. Visitar Pedraza en diciembre es rendirse a la quietud serena y al sabor profundo del invierno castellano.
San Lorenzo de El Escorial, cultura y Navidad a los pies del monasterio
Diciembre es quizá el mejor momento para descubrir San Lorenzo de El Escorial. La majestuosidad del Real Monasterio y la serenidad de sus calles adquieren una nueva dimensión con el frío, la posible nieve y la decoración navideña de estilo castellano. La ventaja adicional en comparación con otros pueblos españoles, es que hay menos turistas, lo que permite una experiencia más íntima y acogedora. La agenda cultural se enriquece con conciertos de música clásica y sacra, además del mercado navideño y los belenes.
Como no podía ser de otra manera, aquí también se come de escándalo. Después de un paseo por la lonja o de visitar el belén, un cocido madrileño reconstituye cualquier espíritu. Otros guisos de cuchara, como los judiones, o las carnes asadas son el mejor combustible para el clima invernal. Y de postre, unas torrijas o, de nuevo, los exquisitos dulces de convento.
Besalú, la calma navideña de la Edad Media de los pueblos españoles

Cruzar el puente de Besalú en diciembre se asemeja a entrar en un belén viviente. Este pueblo medieval de Gerona ofrece una Navidad tranquila, alejada del bullicio. Sus calles de piedra se iluminan de forma cálida y mantienen una decoración discreta. El frío es suave para ser invierno, con temperaturas que rara vez bajan de 5 grados. Su mercadillo navideño es una delicia de productos locales y artesanía.
La gastronomía es otra infaltable. Los guisos calientes, los platos con setas y las carnes de la zona son indispensables en el itinerario. No hay que olvidar los embutidos de la comarca de La Garrotxa. Para acompañar los paseos, los turrones, las neulas y los chocolates artesanos son la tentación perfecta.
Allariz, la joya gallega con encanto invernal
En Orense, el casco histórico de Allariz, excelentemente conservado, brilla con luz propia en invierno. El entorno de la Plaza Mayor y la Plaza do Eiró se convierte en el corazón de la Navidad, con su feria navideña, el belén tradicional y una iluminación llamativa. El clima es más benévolo que en el interior mesetario, con temperaturas alrededor de los 10 grados.
Allariz tiene un plus: está en una tierra de turismo termal. Imagina combinar los paseos navideños con un relajante baño en aguas termales. La propuesta gastronómica sigue la excelencia gallega. Un pote, un plato de ternera gallega o cualquier otro guiso reconfortan el cuerpo. Y para el postre, las castañas y los dulces tradicionales ponen el broche perfecto.
Ronda, Navidad con vistas al Tajo
Ronda, en Málaga, ofrece una propuesta navideña diferente. Aquí la decoración es discreta pero bonita, y el gran atractivo es el marco incomparable de la ciudad, con el Puente Nuevo y la Serranía de fondo. Las temperaturas son muy agradables para diciembre, superando los 12 grados durante el día. La idea es poder ver la iluminación navideña en la calle Espinel, la Plaza del Socorro y, especialmente, en los alrededores del Puente Nuevo.
La Navidad en Ronda sabe a gastronomía serrana. Platos sabrosos como el rabo de toro, las sopas rondeñas o el cordero de la sierra son imprescindibles. Para terminar, unas yemas del Tajo, roscos o mantecados artesanos, acompañados de los quesos y embutidos de la región.







