A lo largo del mundo podemos encontrarnos con una gran cantidad de curiosidades que afectan a diferentes pueblos, pero hay pocas tan llamativas como lo que sucede en algunos pueblos de Noruega e incluso en España, donde existe una ley que prohíbe la muerte, con lo que ello supone para sus habitantes.
Aunque pueda parecer difícil de creer, la legislación en determinados pueblos hace imposible que las personas fallecidas puedan llegar a ser enterradas en el lugar que han vivido durante meses, años e incluso durante toda su vida. A pesar de que resulte extraño, existe un motivo de peso que lo justifica.
EL PUEBLO DE NORUEGA EN EL QUE ESTÁ PROHIBIDA LA MUERTE

Algunas de las curiosidades de algunos rincones del planeta no dejan de sorprendernos, que es lo que precisamente sucede con un pueblo de las islas Svalbard, donde es fácil sentirse en medio de la nada, sobre todo en lugares como Longyearbyen, la población principal de este archipiélago noruego.
En este lugar hay algunos habitantes que viven en tranquilidad, con un silencio que es difícil de imaginar en otros muchos rincones del planeta. Sin embargo, lo realmente llamativo es que se trata de un sitio en el que la muerte está prohibida.
Puede parecer llamativo e incluso difícil de creer, pero los habitantes de Longyearbyen no pueden morir, con independencia de que acaben de llegar a este pueblo o que hayan nacido en él y hayan desarrollado toda su vida en este lugar. Esta medida viene dada por un motivo científico.
EL MOTIVO DE QUE ESTÉ PROHIBIDA LA MUERTE EN LONGYEARBYEN

Más allá de otras curiosidades como el pueblo de España sin cobertura móvil ni internet, en este caso nos encontramos con un pueblo como Longyearbyen que está asentado sobre un suelo permanentemente congelado.
Es por este motivo por el que está prohibida la muerte en este pueblo noruego. Más concretamente, lógicamente, no está prohibido morirse, sino ser enterrado allí. Al estar su suelo congelado, los cuerpos enterrados no se descomponen, el motivo científico de que la legislación lo prohibida.
Durante una pandemia de gripe, se pudo observar cómo algunos cadáveres enterrados conservaron sus virus intactos, lo que llevó a las autoridades a entender que podría ser un riesgo para la salud pública.
Es por ello por lo que, desde entonces, se haya prohibido la muerte en este lugar, dictando la ley que las personas en una situación terminal, así como las mujeres a punto de dar a luz o quienes estén en peligro de muerte, deben trasladarse a otro lugar antes de enfrentar el final de su vida.
Así pues, en Longyearbyen no es posible encontrar un cementerio ni una funeraria que esté preparada para responder a estas necesidades básicas en la mayor parte del planeta. Además, por si fuera poco, tampoco hay un hospital capaz de dar soporte a estas situaciones extremas.
CÓMO SE AFRONTA LA MUERTE EN LONGYEARBYEN

Ante esta situación, es posible preguntarse qué sucede cuando la muerte llama a la puerta de alguno de los vecinos de Longyearbyen por sorpresa. En estos casos, cuando alguien fallece por accidente, su cuerpo se traslada a otras islas o al continente, de manera que el índice de mortalidad del local se mantiene en cero.
Se trata de una medida que puede parecer demasiado estricta, pero que realmente tiene una explicación científica, y que tiene como principal finalidad proteger la salud de los ciudadanos. De esta forma, pueden estar protegidos del riesgo que puede suponer enterrar a personas bajo el hielo y que los cuerpos no se lleguen a descomponer.
Esta no es la única curiosidad que rodea a este pueblo noruego, sino que no solo se prohíbe la muerte, sino que hay otras restricciones que en otras partes del planeta nos parecían difíciles de creer. Entre ellas se encuentra que no se permite tener gatos como mascotas, en este caso con el objetivo de proteger a las aves que anidan en la zona y así poder contribuir al mantenimiento del equilibrio del ecosistema local.
LA PROHIBICIÓN DE MUERTE TAMBIÉN ESTÁ PRESENTE EN UN PUEBLO ESPAÑOL

De esta forma, alrededor del planeta podemos encontrarnos con muchas curiosidades, como el pueblo de Asturias al que solo se puede acceder atravesando una cueva natural, pero la prohibición de la muerte en Longyearbyen no es algo exclusivo de este país noruego, sino que tenemos otro ejemplo en España.
Hablamos de Lanjarón, un pequeño pueblo situado en la parte occidental de la comarca de la Alpujarra Granadina, en la provincia de Granada. Allí se vivió una situación similar, aunque con un toque más humorístico.
Era el año 1999 cuando el por entonces alcalde José Rubio publicó un bando municipal, en el que aseguraba que estaba "terminantemente prohibido morirse" dentro del municipio. No obstante, en este caso no tenía nada que ver con que el terreno estuviese congelado y que hubiese posibles bacterias que pudiesen ser un peligro para la salud.
En este caso, todo tenía que ver con el hecho de que el cementerio estaba lleno y no había, por lo tanto, espacio para enterrar a más personas. En este caso no fue algo sancionable ni obligatorio, sino que buscó llamar la atención sobre un problema que llevaban tratando años sin que se resolviese.
Su comunicado se hizo viral, lo que además hizo que se convirtiese en un atractivo turístico más. Aunque en este caso no se trataba de una ley al uso como sí sucedía en Longyearbyen, podemos ver como se ha afrontado la muerte en caca caso, que no son únicos.
De hecho, en pleno corazón de Calabria, en Italia, se encuentra Sellia, un pequeño pueblo italiano con un problema de envejecimiento de población. Por este motivo, su alcalde, Davide Zicchinella, firmó una ordenanza municipal que declaraba ilegal la muerte en su municipio.
En este caso su intención era la de frenar el abandono del pueblo y promover la salud entre sus habitantes, muchos de ellos ancianos que evitaban ir al médico. Para hacerlo efectivo, puso en marcha beneficios sociales vinculados a los chequeos médicos regulares. En este caso, la ordenanza sigue vigente hoy en día.







