El monarca, Juan Carlos I, escribe que la compañía de su nieto, Froilán, en los Emiratos Árabes es una de sus grandes satisfacciones. “Me queda una satisfacción que ilumina mi vida cotidiana. Hoy tengo la suerte de contar con la presencia del mayor de mis nietos, Felipe, de quien soy padrino”, comienza el exmonarca. Pero para llegar a ese punto, fue necesario un cambio.
El rey emérito no elude los problemas de su nieto en España. Afirma que Froilán llevaba una vida que daba mucho qué hablar. “El divorcio de sus padres y cierta falta de autoridad paterna, le llevaron a una vida desenfrenada”, manifiesta Juan Carlos I.
Según su descripción en ‘Reconciliación’, Froilán “descuidó sus estudios de empresariales en la universidad. Era la comidilla de la ciudad por su comportamiento poco ejemplar. Iba de fiesta en fiesta, de discoteca en discoteca, metiéndose en peleas y mezclándose con la gente equivocada. Estaba abandonado a su suerte". El rey confiesa que se sentía afligido y sufría al verlo “empantanado de esa manera en una etapa de crisis por la que pasan muchos adolescentes”.
La intervención de Felipe VI y la propuesta de Juan Carlos I a Froilán

Ante esta situación, se produjo un primer intento de reconducir la conducta desde la Jefatura del Estado. El rey emérito lo relata:“Mi hijo le citó en palacio para sermonearle”. Tras este sermón del Rey, su abuelo le hizo una oferta específica.
“Le propuse entonces que se trasladara a Abu Dabi, donde podría ayudarle a encontrar trabajo y un piso”, escribe Juan Carlos I. Froilán parece habérselo pensado durante días, pero finalmente aceptó la propuesta, según información de Infobae y medios internacionales.
La “metamorfosis” en los Emiratos Árabes

El cambio, según el relato en ‘Reconciliación’, fue rápido.“Le acogí en mi casa antes de que se trasladara a un estudio en la ciudad (...). En un solo día, se adaptó a una vida sana y regulada. Empezó a hacer deporte y dieta”, afirma el emérito. Pero el foco lo pone en su dedicación al trabajo.“Se esforzaba mucho en su trabajo. En aquel momento, se encargaba de la logística de la COP28”, explica, y agrega que Froilán era el “primero en llegar y el último en salir de la oficina” e incluso “trabajaba los fines de semana”.
Juan Carlos I califica este proceso como una “metamorfosis”. “En apenas un mes sufrió una metamorfosis. Era una inmensa alegría verle florecer así. No dudaba de su potencial ni de sus capacidades, pero no me imaginaba que pudiera transformarse en tan poco tiempo. Disfrutaba de su nueva vida, discreta y tranquila, lejos del foco mediático”, afirma.
El exilio de Froilán supuso un alivio para la Corona y un orgullo personal

Para el rey emérito, el resultado tiene un doble valor. Por un lado, un alivio para la institución. “Lo tomé bajo mi protección, le di un marco estable y la oportunidad de construir su propio destino”, escribe. Y concluye: “Le he quitado una preocupación a Felipe, y a la Corona, y he ayudado a la familia”.
Por otro lado, representa una profunda satisfacción personal. “Es una de las cosas de las que estoy más orgulloso. Nada podría darme más satisfacción personal que tener a mi nieto, ahora un joven equilibrado y alegre, a mi lado”, sentencia el exmonarca. Ahora, según su relato, Froilán “ha levantado el vuelo y sigue su propio camino con total independencia”.







