Esto es justo lo que ha sucedido con la princesa Leonor y la infanta Sofía. En un año ya de por sí marcado por los cambios para ambas, una decisión tomada en la intimidad ha saltado a los titulares nacionales e internacionales. Las hijas de los reyes Felipe VI y Letizia han renunciado a su parte de una herencia valiosa, un palacete en Menorca, para donarla a una fundación. Un acto que, más allá de lo económico, ha sido interpretado como un símbolo de su carácter y valores.
Este año ha sido especialmente significativo para las hermanas. La princesa Leonor ingresó en septiembre en la Academia General del Aire y del Espacio, en San Javier, Murcia. Allí completa su formación militar, un paso importante en su preparación como futura jefa de Estado. Por su parte, la infanta Sofía, que alcanzó la mayoría de edad el pasado 29 de abril, dio un salto relevante en su vida académica. Se trasladó a Lisboa para comenzar el primer año de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en el prestigioso Forward College.
La decisión de la princesa Leonor y la infanta Sofía sobre el palacete balear

El foco de atención se ha centrado en un asunto familiar que llevaba años pendiente. Se trata del palacete Balada, una propiedad en la plaza Juan de Borbón de Ciutadella, en Menorca. Este inmueble fue legado en 2009 por el inversor Juan Ignacio Balada Llabrés a los entonces príncipes de Asturias y a los ocho nietos del rey emérito Juan Carlos I. Durante mucho tiempo, al ser la mayoría de los herederos menores de edad, la casa permaneció cerrada.
Con la reciente mayoría de edad de la infanta Sofía, ambas hermanas podían por fin tomar una decisión sobre este bien. Y la han tomado. De forma conjunta, la princesa Leonor y la infanta Sofía han renunciado a su parte de la herencia. No solo eso. Han donado sus respectivas cuotas de participación sobre el inmueble a la Fundación Hesperia, misma que ha sido impulsada por sus padres. Con este movimiento, se desvinculan por completo de cualquier derecho o beneficio derivado de esa propiedad.
La comunicación oficial a Ciutadella

Fue la propia Casa Real la que informó de este paso mediante una carta dirigida al Ayuntamiento de Ciutadella. El Consistorio llevaba tiempo, con un último intento en julio, solicitando la cesión de la propiedad para fines sociales o culturales. La misiva, dirigida al “estimado alcalde” Llorenç Ferrer, explicaba la decisión.
Según la revista Semana, en la carta se puede leer textualmente: “Me complace significar que Sus Altezas Reales la Princesa de Asturias y la Infanta Doña Sofía han donado a la Fundación Hesperia sus cuotas de participación. En la actualidad, carecen de poder decisorio sobre el destino del inmueble”. Esta comunicación oficial dejaba dos cosas en evidencia. La primera, la voluntad filantrópica de las hermanas Borbón. La segunda, que el futuro uso del palacete queda ahora en el tejado del resto de herederos, los hijos de las infantas Elena y Cristina.
El aplauso de la prensa internacional a Leonor y Sofía

Lo que podría haber quedado como una nota institucional dentro de España, ha tenido una repercusión inesperada fuera. La prensa internacional se ha hecho eco del gesto, interpretándolo como una muestra más del talante de las hijas de los reyes, Felipe VI y Letizia. Medios de distintos países han destacado la noticia, pero ha sido la revista alemana ‘Bunte’ una de las que ha puesto mayor enfoque.
Desde ‘Bunte’ señalaron: “Ya tienen edad suficiente para administrar su propio dinero. La princesa Leonor y la princesa Sofía de España sorprendieron recientemente a todos con una generosa donación”. Y añadieron: “Demuestran una vez más su gran corazón. Tanto la Princesa Leonor como su hermana menor, la Infanta Sofía, están cada vez más en el punto de mira. En sus aparicios públicas, las dos hermanas siempre irradian profesionalidad junto a sus padres, el Rey Felipe VI y la Reina Letizia de España. Sin embargo, ahora que han alcanzado la mayoría de edad, Leonor y Sofía no solo asumen cada vez más responsabilidades en nombre de la Corona española, sino que también gestionan sus propios bienes”.
Pero, este gesto no surge de la nada. Al contrario, se enmarca en una línea de conducta muy marcada por sus padres. Cuando el palacete fue legado en 2009, los entonces príncipes Felipe y Letizia tomaron una decisión similar. Un año después, en 2010, renunciaron a hacer uso de la propiedad y destinaron su parte a fines de carácter social.







