Cien años de historia. La adquisición de Warner Bros. Discovery y HBO no es un mero traspaso corporativo. Es la absorción de un legado visual que ha dado forma a la cultura popular desde 1923. Con este movimiento, Netflix no solo compra y gana un catálogo; se convierte en el custodio de la memoria del cine y la televisión.
La operación, que espera cerrarse en los próximos 12 a 18 meses, ya está generando polémicas y dudas por todos lados. Netflix superó en la puja a gigantes como Paramount y Comcast. Pero más allá de la batalla empresarial, lo fascinante es el botín que se lleva, íntegro. Warner Bros. Pictures, uno de los cinco grandes estudios de Hollywood, opera desde un terreno de 44,5 hectáreas en Burbank, California. Sin embargo, su verdadero valor no está en el suelo, sino en lo que ha creado sobre él durante un siglo entero.
Los humildes comienzos y la revolución del sonido (Años 1920)

Todo empezó con cuatro hermanos: Harry, Albert, Samuel y Jack Warner. En 1923 fundaron Warner Bros., y su primer estreno oficial fue un drama mudo titulado “Main Street”. Pero su verdadero golpe de genio llegó unos años después, cuando decidieron apostar por una tecnología incipiente: el sonido.
Los hermanos Warner invirtieron en el vitáfono, un sistema de sonido sincronizado. El primer ensayo fue con “Don Juan” en 1926, que incluía una banda sonora. Pero la que lo cambió todo fue “The Jazz Singer” en 1927. No fue la primera película con sonido, pero sí la primera que incluyó diálogos sincronizados. Aquello no fue una evolución, fue una revolución que dejó obsoleto al cine mudo en pocos años. Para 1929, ya perfeccionaban la fórmula con “On With the Show!”, el primer largometraje en color completamente sonoro. En solo seis años, habían redibujado las reglas del juego, el cine y la televisión.
La consolidación de un imperio (Años 1930 y 1940)
Con el sonido dominado, Warner Bros. entró en una era de producción frenética. En la década de 1930, el estudio producía alrededor de 100 películas al año y controlaba 360 salas de cine solo en Estados Unidos. Fue una época de definición de géneros. Se hicieron conocidos por los filmes de gánsteres, con títulos icónicos como “The Public Enemy” y “Little Caesar”, ambos de 1931.
También fue la década en que nació una de sus propiedades más duraderas y queridas: los “Looney Tunes”. Estos cortometrajes animados, creados en 1930 para competir con Disney, dieron al mundo a Bugs Bunny, el Pato Lucas y el Correcaminos. Además, en un movimiento estratégico, Warner Bros. adquirió los derechos de clásicos de MGM como “The Wizard of Oz” y “Gone With the Wind” (ambas de 1939), asegurándose un lugar en la historia del cine dorado.
La Segunda Guerra Mundial también dejó su huella en el estudio de los hermanos Warner. De este período surgió una de sus obras maestras absolutas: “Casablanca”. Estrenada en 1942, aunque su lanzamiento general fue en 1943, se convirtió en una de las películas más taquilleras del año y en un símbolo atemporal del drama romántico.
Expansión a la televisión y dramas inmortales (Años 1950 y 1960)

La posguerra trajo consigo un nuevo rival: la televisión. Warner Bros., en lugar de resistirse, decidió abrazarlo. En 1955, el estudio se expandió a la televisión con programas rotativos. Westerns como “Cheyenne” (1955-1962) y “Maverick” (1957-1962), o el drama detectivesco “77 Sunset Strip” (1958-1964), demostraron que sabían contar historias en la pequeña pantalla. Mientras tanto, en el cine, seguían estrenando éxitos críticos y comerciales.
La década de 1950 vio títulos fundamentales como “A Streetcar Named Desire” (1951), “East of Eden” (1955) y “Rebel Without a Cause” (1955). Los años 60 continuaron con la excelencia con “My Fair Lady” (1964) y el crudo drama conyugal “Who’s Afraid of Virginia Woolf?” (1966). Eran películas que definían una era y consolidaban el prestigio del estudio.
Cambio de propiedad y nacimiento de sagas (Años 1970 y 1980)
En 1967, la compañía fue adquirida por Elliot y Ken Hyman, pasando a llamarse Warner Bros.-Seven Arts. Ese mismo año, estrenó otro clásico que marcaría época: “Bonnie and Clyde”. Dos años después, en 1969, fue comprada por Kinney National Company, que la renombró Warner Communications Inc. Este movimiento tuvo una consecuencia crucial: Kinney también era dueña de DC Comics.
Así, Warner Bros. se convirtió en el hogar cinematográfico de Superman y Batman. Estrenó “Superman” en 1978 y “Batman” en 1989, dando inicio a dos de las franquicias de superhéroes más longevas. Pero no todo eran cómics. Los 70 y 80 fueron una era de diversidad y riesgo. Warner lanzó el terror sobrenatural definitivo con “The Exorcist” (1973), definió el cine de ciencia ficción neo-noir con “Blade Runner” (1982) y ofreció un poderoso drama con “The Color Purple” (1985). También inició sagas cinematográficas propias, como la de “Dirty Harry” en 1971. Y en la televisión, una red que ya poseían comenzaba a destacar: HBO.
El boom del blockbuster y la fusión con el mundo digital (Años 1990 y 2000)

Los 90 consolidaron a Warner como una fábrica de fenómenos globales. En 1999 estrenó “The Matrix”, una película que redefinió la acción y la ciencia ficción, y a la que seguirían tres secuelas. Ese mismo año llegó “Pokemon: The First Movie”.
Pero el verdadero terremoto llegó en 2001 con “Harry Potter and the Sorcerer’s Stone”. La adaptación del libro de J.K. Rowling se convirtió en la película más taquillera del año y dio inicio a una franquicia de ocho films que concluyó en 2011. Mientras tanto, en televisión, HBO demostraba que la calidad era un negocio. Series como “Sex and the City” (1998-2004), “The Sopranos” (1999-2007) y más tarde “Game of Thrones” (2011-2019) redefinieron la narrativa serial.
En el ámbito corporativo, Warner se fusionó con Time Inc. en 1989 para formar Time Warner, un gigante mediático. Un intento fallido de fusión con America Online en 2000 sirvió como lección. Mientras tanto, en 1997, un pequeño servicio de alquiler de DVD llamado Netflix aparecía en escena. Para 2007, desarrollaba su servicio de streaming.
La era moderna y el destino final (Años 2010 hasta hoy)
El siglo XXI continuó con éxitos. Warner Bros. lanzó el universo cinematográfico de DC, con altibajos, pero con proyectos ambiciosos. HBO seguía batiendo récords con “Succession” (2018-2023). En 2018, AT&T compró Time Warner por 85.000 millones de dólares, y en 2022 se formó Warner Bros. Discovery tras fusionarse con Discovery.
Ahora, Netflix, el recién llegado que en 2012 estrenó su primera serie original, “Lilyhammer”, está a punto de cerrar el círculo. Cuando la adquisición se concrete, no solo obtendrá clásicos. También se beneficiará de éxitos recientes de Warner Bros. de este mismo año. Se habla de “A Minecraft Movie”, la película más taquillera del año en Estados Unidos, y del éxito sorpresa “Sinners”. Además, heredará proyectos futuros, como el reinicio del Universo DC que lidera James Gunn, comenzando con “Superman” este julio, y la secuela de “The Batman” prevista para 2027.






