En poco más de un mes, el tramo ferroviario gestionado por Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias) entre Torrejón de Ardoz y San Fernando de Henares, y en general la arteria esencial del llamado Corredor del Henares, ha concentrado una serie de importantes incidencias que han puesto en jaque la normal circulación de la red de Cercanías Madrid.
En ese periodo se han registrado un descarrilamiento, una suspensión del servicio para obras de mejora, y, apenas dos días después de reanudarse la normalidad, una nueva avería en la infraestructura. Las líneas C‑2, C‑7 y C‑8 han sido perjudicadas, alterando la movilidad diaria de miles de usuarios que desplazan de estos municipios del este hacia la capital, y viceversa.
El 27 de octubre de 2025 tuvo lugar el primer episodio: un convoy de la línea C-2 descarriló al aproximarse a la estación de San Fernando de Henares. El suceso provocó seis heridos leves y obligó a suspender de inmediato la circulación en una parte significativa del corredor.
La interrupción obligó a reorganizar los servicios, con los trenes entre Guadalajara y Chamartín circularon con parada en todas las estaciones hasta San Fernando, y desde allí continuaron directamente a Chamartín, con parada única en Fuente de la Mora; mientras tanto, el tramo entre San Fernando y Atocha funcionó con frecuencias reducidas. Durante días, los usuarios denunciaron demoras, cancelaciones y confusión tanto en los andenes como en los recorridos.
Una semana de cortes en Cercanías... pero persisten los problemas
Ya en noviembre, Adif y Renfe llevaron a cabo una profunda intervención en la infraestructura del corredor entre el 22 y el 29 de ese mes. Esta tendría en cuenta la renovación completa de los sistemas de señalización, incluyendo enclavamientos y sistemas de detección de trenes, en el tramo entre Azuqueca de Henares y San Fernando de Henares.
El corte se estructuró en varias fases: en la primera quedaron cerradas las estaciones entre Azuqueca y San Fernando; en la segunda, el tramo entre Azuqueca y Torrejón de Ardoz; y en la tercera, un cierre parcial entre Azuqueca y Alcalá de Henares.
Las obras implicaron la suspensión total del servicio de las líneas C-2, C-7 y C-8 entre distintas estaciones en dicho tramo, obligando a desplegar un plan alternativo de transporte por carretera con autobuses lanzadera y frecuencias variables. La operación de sustitución del servicio por carretera se prolongó una semana, una de las más largas del Corredor del Henares en los últimos años.

Tras siete días de obras y con la promesa de mejorar la fiabilidad y seguridad de la línea, el tráfico ferroviario volvió a restablecerse el sábado 29 de noviembre. Pero, para colmo, la tranquilidad duró apenas 48 horas. El lunes 1 de diciembre, desde la primera hora del servicio, se produjo una nueva avería en la infraestructura entre Torrejón de Ardoz y San Fernando de Henares.
La incidencia obligó a retrasar, modificar recorridos y alterar los horarios habituales de las líneas C-2, C-7 y C-8 desde las 05:30 hasta cerca de las 08:00, cuando los trenes empezaron a recuperar progresivamente sus frecuencias.
El pasado lunes, tras haber finalizado las obras, se produjo una avería en la infraestructura que tendría que haber sido mejorada durante esos procesos de mejora
Muchos trenes circulaban con grandes demoras, con trayectos más largos de lo habitual y con cambios de recorrido para priorizar la circulación tras la avería, provocando que la mañana se convirtiera en un lunes complicado para la movilidad en el Corredor del Henares, justo en un día de alta demanda por el comercio online y el reparto tras el fin de semana del Black Friday y el mismo Cyber Monday.
"Debido a una avería en la infraestructura entre las estaciones de Torrejón de Ardoz y San Fernando de Henares, los trenes de líneas C-2, C-7 y C-8 han sufrido demoras y detenciones. Sentimos las molestias ocasionadas", reconocía la Gerencia de Prestación de Servicios de Cercanías Madrid en el apartado de justificantes de Renfe.

Este cúmulo de incidencias convierten al tramo entre Torrejón de Ardoz y San Fernando de Henares en uno de los puntos más conflictivos de la red de Renfe Cercanías, y eso que ha habido graves problemas en la estación de Chamartín, en Atocha o los cortes veraniegos por obras en el túnel de Sol. Los usuarios habituales consultados por este diario aseguran que llevan un tiempo sufriendo trayectos alterados, retrasos y una incertidumbre constante sobre la estabilidad del servicio ferroviario.
La actuación con las obras de mejora tendría que haber puesto punto final al problema, pero de momento la interrupción prolongada solo ha dejado en evidencia la fragilidad del sistema ante reparaciones y averías sucesivas.
Los incidentes individuales se suman a una tendencia que ya refleja cifras preocupantes a nivel global en 2025. La red de Cercanías Madrid registró hasta octubre más de 1.167 incidencias —un 28 % más que en 2024— superando las cifras totales del año anterior. Los datos que nos llegan de noviembre equivalen a casi cuatro incidencias por día. Las líneas más afectadas suelen ser la C‑5, la C-3 y la C-8, aunque la multiplicación de fallos en la infraestructura evidencia un problema estructural que trasciende a un solo corredor.
Todo esto ocurre en un contexto de fuerte demanda por parte de los viajeros: en el primer semestre de 2025, la red de Cercanías Madrid transportó a 132,2 millones de usuarios, un incremento del 7,9 % respecto al mismo periodo del año anterior.







