La Navidad la pagan los abuelos con compras, sobrecarga y cuidado en los hogares

Los abuelos asumen el peso de organización y económico de la Navidad. Los mayores se enfrentan a una sobrecarga de cuidado y a un aumento de hasta el 38% en el gasto festivo, con sus pensiones como principal colchón familiar.

La figura de los abuelos ha evolucionado de manera dramática en las últimas décadas. De ser un pilar consultivo y emocional, ha pasado a ser el motor logístico y, cada vez más, el sostén económico de la vida familiar.

Esta realidad, que se consolida durante el curso escolar, explota en la época navideña, convirtiendo a nuestros mayores en el centro neurálgico -y la víctima económica- de las fiestas.

La Navidad, pensada tradicionalmente como un tiempo de reencuentro y descanso, se ha transformado en una sobrecarga de responsabilidades para las personas mayores, delegada por una generación de padres con agendas laborales frenéticas y presupuestos ajustados. La presión por ofrecer "la mejor Navidad" recae sobre los hombros de los abuelos, y sobre todo, su pensión.

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LA SOBRECARGA DE LA NAVIDAD RECAE SOBRE LA PENSÓN DE LOS ABUELOS

Porque mientras que el gasto promedio de los hogares españoles en las fiestas es notablemente mayor que en otras épocas del año, el que asumen los abuelos se dispara a niveles que comprometen su propia economía a largo plazo. Según diversos datos de consumo recopilados en los últimos años, se ve cómo el de el hogar de los abuelos puede llegar a incrementar sus compras navideñas hasta un 38% por encima de la media nacional.

Este desembolso va mucho más allá de un par de regalos. Es una compleja suma de factores que convierte al abuelo en el banquero y el 'caterer' no oficial de la familia. En primer lugar, a menudo son ellos quienes asumen la compra de muchos presentes para los nietos. Estos regalos son una forma de compensación o ayuda que los padres, por límites presupuestarios o de tiempo, no pueden afrontar, convirtiendo al abuelo en el encargado de mantener viva la ilusión sin pedir explicaciones.

La Navidad la pagan los abuelos con compras, sobrecarga y cuidado en los hogares Fuente: Adobe Stock
Fuente: Europa Press

Del mismo modo, la organización de las grandes comidas y cenas suele recaer invariablemente en el hogar familiar más grande o con más capacidad, que históricamente ha sido el de los mayores. Son ellos quienes asumen la mayor parte del coste de las cestas de la compra, el marisco y los dulces, manteniendo a flote la tradición gastronómica que define la Navidad familiar.

UN RITMO FRENÉTICO QUE COMPROMETE EL BIENESTAR DE LOS ABUELOS

De hecho, el aspecto económico solo es la mitad del problema. La otra gran sobrecarga es la de la organización y el cuidado. Con las vacaciones escolares, la brecha de conciliación laboral en la época navideña se abre de par en par. Para muchos padres, las dos semanas de fiestas escolares no se traducen en dos semanas de vacaciones.

Aquí es donde los mayores entran en acción con una dedicación que supera el esfuerzo laboral a tiempo parcial. Durante las semanas centrales de estas fiestas, los mayores llegan a asumir un promedio de 16 horas semanales de cuidado de los nietos.

Este tiempo se reparte entre los servicios de "taxis" -traslados matutinos y vespertinos para llevar y recoger a los niños de campamentos urbanos, ludotecas o casas de amigos- y la completa asunción de la rutina diaria. Implica la supervisión de comidas y cenas, la organización de las horas de juego y sueño, el manejo de los conflictos diarios y la planificación del entretenimiento, desde hornear galletas hasta ir al cine o al parque.

La Navidad la pagan los abuelos con compras, sobrecarga y cuidado en los hogares Fuente: Adobe Stock
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LOS ABUELOS SUBVENCIONAN LA ECONOMÍA FAMILIAR

Esta dedicación, aunque realizada con inmenso cariño, es una presión física y mental significativa. A una edad en la que deberían disfrutar de un merecido descanso, muchos abuelos se ven obligados a mantener un ritmo frenético, afectando su salud, su vida social y sus propias aficiones. Se enfrentan al estrés de la responsabilidad y a la fatiga crónica.

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Durante las semanas centrales de Navidad y Reyes, los mayores llegan a asumir un promedio de 16 horas semanales de cuidado de los nietos

La delegación de la Navidad en los abuelos es, en esencia, un síntoma palpable de un problema social estructural en España. Esto es, la dificultad real para conciliar la vida laboral y familiar. Con empresas que rara vez ofrecen suficientes días libres o flexibilidad durante las fiestas, y ante una infraestructura pública de ocio infantil que resulta insuficiente o inasequible, la brecha de cuidado queda abierta.

En este vacío, la familia, y en concreto los abuelos, se convierten en la única respuesta viable. Se asume que "ellos lo harán", porque lo han hecho siempre, o porque "están en casa".

La Navidad, con su ideal de unión y descanso, desenmascara la realidad de la 'Generación Taxi': un grupo poblacional que, con sus pensiones y su tiempo, está subvencionando y manteniendo a flote la economía familiar, al coste de su propia calidad de vida y bienestar. Es una delegación afectiva y económica que, aunque motivada por el amor, exige un reconocimiento urgente y medidas de apoyo que permitan a los abuelos volver a ser, simplemente, abuelos.

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