En un nuevo análisis, la conocida bloguera de la revista Lecturas y experta en realeza ha desgranado la compleja relación entre la reina Sofía y su nuera, la reina Letizia. Su conclusión se inclina a que hay un distanciamiento palpable, pero las razones y las formas de afrontarlo son muy diferentes en cada una de ellas. Lo interesante de su mirada analítica es que sitúa este conflicto en un contexto histórico, demostrando que las tensiones entre suegras y nueras en la Familia Real no son un fenómeno nuevo.
La publicación del libro del rey emérito Juan Carlos I ha reavivado todo tipo de debates sobre los vínculos dentro de la Casa Real. Pilar Eyre ha querido ir más allá de los titulares y ofrecer una perspectiva más amplia. “En el seno de nuestra Familia Real, las relaciones entre las suegras y las nueras, entre reinas y reinas, siempre han sido muy difíciles”, ha contado la experta. No se trata de algo exclusivo de Letizia y la reina Sofía. La propia emérita tuvo sus complicaciones con doña María, la madre de Juan Carlos I. Y si se mira más atrás, Victoria Eugenia y la reina María Cristina tampoco vivieron una relación idílica.
El distanciamiento actual entre la reina Sofía y Letizia en una evidencia incómoda

Centrándose en el presente, Eyre no elude la realidad evidente. “Si vamos al presente, Letizia y Sofía no se llevan bien, no tienen una relación fluida”, analiza sobre una de las cuestiones más comentadas de los últimos tiempos. La experta aporta ejemplos concretos que se remontan a cuando las princesas Leonor y Sofía eran más pequeñas. “Cuando las niñas eran pequeñas, había muchos problemas para que doña Sofía pudiera verlas, pudiera visitarlas”, ha revelado. Esa dinámica, según su análisis, ha marcado una relación que nunca ha logrado normalizarse del todo. “Luego la relación nunca ha sido la relación habitual entre una abuela y sus nietas o una señora y su nuera”, señala.
Ese malestar se traslada a los actos oficiales. Pilar Eyre observa que “han compartido ceremonias oficiales en los que es evidente la incomodidad de Letizia”. La frialdad y la distancia protocolaria a veces van más allá de lo exigido por el momento.
¿Ocultar o mostrar?

Quizás la observación más aguda de Eyre es la que se refiere al temperamento de cada una. Para la experta, la clave está en la gestión de las emociones. “Sofía está más acostumbrada a disimular sus sentimientos, pero a Letizia de momento se le nota todo y se nota su incomodidad”, confiesa.
Esta diferencia es crucial. La reina Sofía, formada en una época y con un rol muy distinto, ha interiorizado el disimulo como una herramienta de supervivencia institucional. Letizia, procedente de otro mundo y con un carácter más transparente, no ha desarrollado –o no quiere desarrollar– ese mismo filtro.
Lo paradójico, apunta Eyre, es que la reina Sofía vivió en sus carnes el otro lado de la moneda. “Lo curioso es que Sofía se llevaba muy mal con su suegra, con la madre de Don Juan Carlos, con Doña María. Parece imposible porque doña María era una buenaza y una señora que no se metía en nada”, apostilla.
Un cambio generacional en la forma de ejercer el rol

Eyre también ha comparado la situación de ambas mujeres a la misma edad, alrededor de los 52 años. Mientras Letizia es famosa por su hermetismo, la reina Sofía, en su momento, mostró un perfil público ligeramente diferente, aunque siempre dentro de unos límites muy estrictos.
“Sabéis que en su tiempo libre guarda celosamente lo que hace. No tenemos ninguna información sobre ella, aparte de las audiencias y los actos oficiales a los que acude”, reveló Eyre sobre la reina Letizia.
Sobre la reina Sofía en sus años en activo, la experta recordó que “Sofía ya aguantaba, ya sufría profundamente. La reina sufrió mucho”. Y añade que la situación actual tampoco es fácil para la emérita: “Sofía en estos momentos también está pasando momentos terribles. Ha perdido a su hermano y a su hermana en cierta manera. No sabe muy bien cuál es su papel”.
Para Pilar Eyre, la opacidad que rodea a la Familia Real actual, especialmente en comparación con generaciones anteriores, no ayuda. “Letizia va cumpliendo sus obligaciones. Todo esto que conocíamos de los reyes, no lo sabemos de Felipe y Letizia. No hay nadie que me diga quiénes son los amigos de verdad de los reyes, si salen juntos, por separado...”, apunta. Y lanza una advertencia: “El silencio propicia los rumores”. En su opinión, la falta de información controlada y accesible sobre la vida privada de los reyes deja un vacío que inevitablemente se llena con suposiciones.







