Max Verstappen aterriza en Abu Dhabi con la mirada fija en algo que hace apenas un mes parecía imposible: el pentacampeonato. El neerlandés llega al final de la temporada con ese aire suyo tan reconocible, mezcla de calma y desafío, como quien sabe que ha vuelto a meterse en una pelea que muchos daban por cerrada. Nadie contaba con él en la recta final. Pero él, como siempre, sí contaba consigo mismo.
El Mundial que volvió a abrirse para Max Verstappen
Su victoria en Qatar reactivó un Mundial que llevaba semanas teñido de naranja papaya. Lando Norris había dominado la campaña con un McLaren sólido, rápido y respaldado por un equipo volcado con él. Max, mientras tanto, parecía condenado a correr para salvar el honor.
Sin embargo, la F1 es caprichosa, y en cuatro carreras todo se agitó como si alguien hubiese dado una patada al tablero. Primero fue aquel golpe inesperado en Brasil, la descalificación de McLaren. Luego, las victorias de Max Verstappen, que volvió a correr como en sus días más feroces. Y ahora, Yas Marina se convierte en el último escenario donde todo puede pasar.
Norris sigue arriba, pero ya no respira tranquilo
La situación es simple en números, pero compleja en emociones: Norris tiene 408 puntos. Max, 396. Doce puntos entre ambos. Y en medio, un campeonato que puede decidirse en una curva, en una parada lenta, en una mala salida o en ese segundo de vértigo que define carreras y carreras define campeonatos.
Para seguir con vida, Verstappen necesita una carrera perfecta. Para ser campeón, además, necesita que la carrera de Norris no lo sea.

Las cuentas son claras:
- Si Verstappen gana, se iría a 421 puntos. Eso obliga a Norris a quedarse fuera del podio. Un cuarto puesto le daría 418, demasiado poco. Cualquier posición más atrás, peor aún para él.
- Si Max Verstappen es segundo, sumaría 414 puntos y aquí el cálculo es más fino: Norris tendría que caer al séptimo lugar o más atrás. Si empatan a puntos -algo posible- el título sería para Verstappen por su mayor número de victorias.
- Si queda tercero, alcanzaría 411 puntos. En ese caso, Norris debe terminar noveno o peor para que la corona cambie de manos.
- Si Max es cuarto, todo se acaba. No hay combinaciones que lo salven.
Así de simple. Así de cruel.
El margen mínimo que mantiene vivo a Verstappen
Pero la F1, por mucho que la intentemos reducir a tablas y matemáticas, nunca vive solo en los números. Verstappen llega encendido. Sus últimas carreras han sido un recordatorio de que, incluso con un coche irregular, su capacidad de exprimir cada vuelta está al alcance de muy pocos. Yas Marina, además, es un circuito que siempre se le ha dado bien. Es un lugar donde ya cerró Mundiales, donde ya derribó expectativas.
Yes!!! Incredible strategy @redbullracing, what a team 👏 We’re still in it 💪 pic.twitter.com/5T67LJfKZu
— Max Verstappen (@Max33Verstappen) November 30, 2025
Norris, por su parte, llega con la presión que jamás había sentido en su carrera. Es la primera vez que tiene realmente un campeonato en la mano. Y, como suele ocurrir cuando uno se ve tan cerca de tocar la historia, el volante pesa más y el aire dentro del casco es más denso. Qatar fue un aviso: un cuarto puesto que supo a derrota porque llegó justo cuando Verstappen ganó. En McLaren lo saben. Saben también que un mal domingo echaría por tierra un año impecable.
El ambiente en el paddock está cargado. La prensa se divide entre los que creen que Verstappen está jugando con fuego y los que piensan que Norris está a punto de quemarse. En el garaje de Red Bull se respira una calma calculada; llevan años en estas situaciones. En el de McLaren, en cambio, se nota tensión, como si cada ingeniero caminara midiendo la respiración.

Atacar o sobrevivir
El domingo 7 de diciembre, cuando las luces rojas se apaguen sobre Yas Marina, la temporada 2025 se reducirá a un duelo a distancia. No habrá órdenes complicadas, ni estrategias exóticas. Max debe ir al ataque. Lando debe sobrevivir. Dos modos de correr, dos personalidades, dos caminos distintos hacia un mismo destino.
Y al final, como siempre, será la pista la que hable. Porque el campeón -el de verdad-nunca se decide en los cálculos: se decide cuando el coche cruza la línea de meta. Y ahí, tanto Verstappen como Norris, lo saben. En Abu Dhabi, uno se coronará y el otro recordará esta noche durante años.
Más información: Las cuentas reales del Mundial de F1: qué necesitan Norris, Verstappen y Piastri para salir campeones en Abu Dhabi.






