A menudo subestimamos el impacto metabólico que supone para nuestro organismo si desayunas bollería nada más levantarte de la cama. Es habitual pensar que no pasa nada por darse un capricho dulce al empezar el día, pero la realidad interna es bien distinta. Raquel Sanz, endocrinóloga de 35 años, lo advierte con una frase contundente sobre cómo maltratamos nuestro páncreas sin apenas darnos cuenta.
Ella resume el caos de los hábitos modernos con una sentencia que debería hacernos reflexionar: “Si desayunas bollería, comes cualquier cosa y cenas tarde y pesado, tu azúcar lleva años jugando en primera división”. Ocurre que estos picos de glucosa constantes acaban pasando una factura muy cara a largo plazo en nuestra salud general. Empezar la jornada con un ultraprocesado azucarado es solo la primera pieza de un dominó peligroso.
LA TRAMPA DEL AZÚCAR MATUTINO
Tu cuerpo viene del ayuno nocturno y necesita nutrientes de calidad para funcionar, no un disparo de azúcar libre en vena. El problema es que al ingerir harinas refinadas el páncreas debe trabajar al límite para gestionar esa subida repentina de energía. Si desayunas bollería, estás forzando la maquinaria metabólica desde el minuto uno, tal y como señala la doctora Sanz en su advertencia.
Esa sensación de vitalidad momentánea que sientes tras el café y el bollo es falsa y traicionera para tu equilibrio hormonal. Lo que sucede es que se produce una hipoglucemia reactiva que te pedirá más dulce a las pocas horas de haber comido. Raquel Sanz (35) insiste en que este ciclo vicioso es lo que mantiene a tu azúcar en niveles de alerta máxima durante toda la mañana.
EL EFECTO DOMINÓ EN TU MENÚ DIARIO

Cuando arrancas la mañana con un pico de insulina tan agresivo, tu cerebro busca compensar esa bajada posterior con comida rápida y fácil. Resulta evidente que las decisiones alimentarias empeoran drásticamente tras un inicio dulce, llevándote a comer lo primero que pillas. Como dice Raquel Sanz, si desayunas bollería, es mucho más probable que acabes cumpliendo su predicción de "comer cualquier cosa" al mediodía.
El desastre nutricional se completa cuando llegamos a casa agotados por la tarde y abrimos la nevera sin ningún tipo de control. El gran error es que cenar tarde y de forma copiosa impide el descanso metabólico nocturno, manteniendo la insulina alta mientras intentas dormir. La experta Raquel Sanz recalca que este patrón de "cenas tarde y pesado" es la gasolina perfecta para desarrollar resistencia a la insulina.
CUANDO TU CUERPO DICE BASTA
No se trata solo de ganar unos kilos, sino de un agotamiento crónico y silencioso de tus sistemas de regulación internos. La endocrinóloga explica que la resistencia a la insulina se gesta silenciosamente durante mucho tiempo antes de dar la cara en una analítica rutinaria. Si desayunas bollería a diario, estás comprando todas las papeletas para ese sorteo médico que nadie quiere ganar.
Esa metáfora gráfica de Raquel Sanz sobre el azúcar "jugando en primera división" ilustra el estrés celular al que sometemos al cuerpo. Significa básicamente que tus órganos vitales están sometidos a una presión inflamatoria continua que termina dañando tejidos y vasos sanguíneos. Es un desgaste invisible pero constante provocado por esa ingesta recurrente de dulces industriales a primera hora.
ROMPER EL CÍRCULO VICIOSO ES POSIBLE

La clave fundamental para revertir esta situación peligrosa empieza por cambiar radicalmente la composición de tu primera ingesta del día. Los expertos coinciden en que introducir proteínas y grasas saludables estabiliza la energía y evita esos antojos feroces de media mañana. Dejar el hábito de que desayunas bollería es el primer paso vital que recomienda encarecidamente Raquel Sanz (35).
No hace falta complicarse la vida con superalimentos caros ni seguir dietas estrictas imposibles de mantener en el tiempo. Basta con saber que unos huevos revueltos o pan integral son mejores aliados que cualquier producto empaquetado lleno de azúcar. Recordando la advertencia de Raquel Sanz, evita "comer cualquier cosa" por inercia y planifica mínimamente tu despensa para no caer en la tentación.
RECUPERAR EL CONTROL DE TU SALUD
Tomar conciencia es fundamental para no lamentarse dentro de unos años cuando el diagnóstico médico ya sea irreversible. Debemos entender que cuidarse no es una moda estética sino una necesidad fisiológica para envejecer con una buena calidad de vida. Si desayunas bollería, recuerda las palabras de Raquel Sanz: tu azúcar lleva años sufriendo un estrés totalmente innecesario.
Cambiar el chip mental cuesta al principio, pero la recompensa es sentirte con vitalidad real y no prestada por la glucosa. Lo cierto es que pequeños cambios hoy garantizan un futuro mucho más saludable y alejado de las consultas médicas crónicas. Al final, dejar esos bollos en la estantería del súper es el mejor regalo que puedes hacerle a tu "yo" del futuro.










