Nadie está teniendo en cuenta la verdadera ventaja la nueva consola que rivaliza con PS5 y Xbox: Valve va con todo con Steam Machine

A la espera del precio y su distribución, la nueva Steam Machine de Valve supone un reto para el trozo de pastel de Xbox en el mercado de las consolas y, sobre todo, gana enteros como opción por el bajo coste de los videojuegos y el no tener que pagar un servicio para jugar online.

Es la noticia de la semana en el mundillo: Valve desafía el establishment de la industria de los videojuegos. Después del éxito inesperado —aunque progresivo— de Steam Deck, la compañía de Gabe Newell ha decidido redoblar su apuesta por el hardware con un nuevo dispositivo que amenaza con romper el tablero del mercado de consolas.

Su nombre es Steam Machine, y aunque el término remite a un intento previo de la compañía hace casi una década, esta vez las circunstancias son muy distintas. Lo que Valve plantea no es un experimento, sino una ofensiva directa contra las dos gigantes del sector doméstico: PlayStation y Xbox. Más hacia la segunda, ya que la primera está dominando la generación y la segunda está perdiendo su trozo de pastel con el aperturismo. Nintendo juega a otra liga, a sus ritmos y con un público fiel, y casi sin notar el impacto de Steam Deck.

El anuncio de Steam Machine (acompañado del anuncio de un nuevo mando y un nuevo visor de realidad virtual), previsto para su lanzamiento en 2026, ha generado una oleada de reacciones, aunque para juzgar el impacto que pueda tener hay que esperar a la confirmación de precio.

Publicidad
YouTube video

Sin embargo, en medio del ruido por las especificaciones técnicas, el diseño compacto y las promesas de rendimiento, parece que muchos están pasando por alto la verdadera ventaja que puede marcar la diferencia. No se trata solo de potencia ni de catálogo, sino de algo más profundo: Valve no te cobra por jugar online. Y ese simple detalle podría ser el golpe más duro que las consolas tradicionales han recibido en años.

Un nuevo jugador en el salón

La Steam Machine, tal y como la ha presentado Valve, es una máquina de salón. No pretende sustituir al PC de sobremesa, sino convivir con él, acercando la experiencia del juego de ordenador al televisor del salón con la comodidad de una consola tradicional. Su propuesta se basa en la potencia y la apertura: un hardware de arquitectura AMD personalizado con procesador Zen 4, gráfica RDNA3, memoria DDR5 y un almacenamiento SSD ultrarrápido que promete tiempos de carga mínimos. Todo ello corriendo bajo SteamOS, el sistema operativo basado en Linux que Valve lleva años puliendo.

Hasta aquí podría parecer un PC disfrazado de consola, pero el matiz es precisamente lo que la hace especial. Steam Machine no renuncia al ADN del PC, y ahí radica su principal ventaja frente a PlayStation 5 o Xbox Series X. La consola de Valve es, en esencia, un ordenador listo para enchufar y jugar, pero sin las ataduras de un ecosistema cerrado ni los peajes recurrentes que las grandes marcas han impuesto a los jugadores en la última década.

Como decimos, uno de los mayores argumentos de venta de Steam Machine, aunque todavía pocos lo estén resaltando, es que no requiere una suscripción de pago para acceder al multijugador online. Ni PS Plus, ni Xbox Live, ni siquiera Game Pass Ultimate (aunque se puede acabar utilizando porque, al final, es un PC). Simplemente, compras tu juego y juegas.

Plano de la parte inferior de Steam Machine, la nueva consola PC de Valve
Plano de la parte inferior de Steam Machine, la nueva consola PC | Fuente: Valve

Es una propuesta que parece obvia, pero que en el ecosistema de las consolas actuales se ha convertido en una rareza. Los jugadores de PlayStation y Xbox pagan cada año una tarifa que, en muchos casos, supera los 60 euros solo para poder acceder al online, además de los precios habituales de los títulos.

Valve, en cambio, lleva dos décadas ofreciendo juego online gratuito en PC a través de Steam. Su plataforma no distingue entre usuarios de pago o gratuitos: quien compra un título multijugador puede conectarse sin restricciones. Trasladar esa filosofía al entorno del salón puede ser una jugada maestra. La compañía no solo está ofreciendo una alternativa técnica a PS5 y Xbox, sino una ruptura de modelo económico. En tiempos donde las suscripciones se acumulan —Netflix, Spotify, Game Pass, PS Plus—, una consola que te deje jugar online sin pagar más suena casi revolucionaria.

Los juegos, más baratos en Steam

A esa ventaja estructural se suma otra que puede pesar todavía más a medio plazo: los precios. Los juegos en PC suelen ser significativamente más baratos que sus equivalentes en consola. Steam, Epic Games Store, GOG y otras plataformas han establecido una cultura de ofertas agresivas, rebajas periódicas y bundles a precios irrisorios que no tienen equivalente real en el entorno de PlayStation Store o la Microsoft Store.

Publicidad

El jugador de PC está acostumbrado a precios de salida más bajos o esperar un par de meses y conseguir un título nuevo por la mitad de precio. Si esa misma filosofía se traslada al salón a través de Steam Machine, las consolas tradicionales tendrán un problema difícil de ignorar.

El jugador de PC está acostumbrado a precios de salida más bajos o a esperar un par de meses y conseguir un título nuevo por la mitad de precio

Las grandes compañías han construido sus modelos de negocio sobre un control estricto de sus ecosistemas digitales. En PlayStation y Xbox, los precios están fijados por sus propias tiendas, los márgenes son altos y la libertad del usuario es mínima. Valve, en cambio, se apoya en un mercado abierto donde abundan las promociones y donde los jugadores pueden incluso aprovechar claves de terceros o usar mods para personalizar sus juegos. La Steam Machine, por tanto, no solo ofrecería un hardware potente, sino también un acceso más libre y económico al contenido. En un contexto de inflación y de subida generalizada de precios, esa diferencia puede ser determinante.

No obstante, Valve no lo tendrá fácil. Su historia en el terreno del hardware está marcada por altibajos, y el salto del PC al salón ha sido, tradicionalmente, un desafío. El público que juega en consola busca comodidad, inmediatez y una interfaz simple. En ese sentido, la compañía tendrá que demostrar que Steam OS ha alcanzado un nivel de pulido y estabilidad equiparable al de las consolas de Sony y Microsoft. Los jugadores españoles, especialmente, son sensibles a este tipo de detalles: quieren encender el dispositivo, elegir un juego y empezar a jugar sin configuraciones complicadas ni menús confusos.

Valve parece consciente de ello. Las primeras imágenes de la interfaz de Steam OS 3.0 apuntan a un diseño mucho más intuitivo, con navegación adaptada al mando y menús claros, orientados al televisor. Si la experiencia resulta fluida y las actualizaciones no se convierten en una molestia, la Steam Machine podría superar el escepticismo inicial. Al fin y al cabo, la Steam Deck ya demostró que la compañía es capaz de crear un producto sólido, con buen soporte y comunidad activa.

Publicidad