Especial 20 Aniversario

La cerveza bajo el sol: el hábito que parece inofensivo pero puede perjudicarte más de lo que crees

-

Con la llegada del verano, los días se alargan, las temperaturas suben y las ganas de disfrutar al aire libre se multiplican. En este contexto, la escena se repite: amigos reunidos, música suave de fondo y una cerveza bien fría en la mano. Pero, aunque esta imagen evoque relax y diversión, la realidad detrás de esa bebida tan popular puede ser mucho menos refrescante de lo que imaginamos. Y más aún cuando el calor aprieta.

Publicidad

En este artículo, exploraremos en profundidad cómo la cerveza, lejos de ser una aliada del verano, puede convertirse en una trampa silenciosa para la salud. Desde sus efectos sobre la hidratación hasta los riesgos reales que conlleva su consumo durante las altas temperaturas. ¡No te lo pierdas!

1
El falso refresco: por qué la cerveza no hidrata en verano

El falso refresco: por qué la cerveza no hidrata en verano
Fuente: Freepik

A lo largo del tiempo, la cerveza se ha instalado culturalmente como una bebida “fresca”. Su imagen, asociada a buenos momentos bajo el sol, la convierte en la opción preferida de muchos. Sin embargo, la evidencia médica apunta en otra dirección. Según explica la dietista registrada Julia Zumpano, de la Clínica Cleveland, el alcohol que contiene la cerveza actúa como diurético: inhibe la hormona antidiurética vasopresina, la cual es clave para ayudar a los riñones a retener agua. El resultado es que, al beber cerveza, el cuerpo pierde más líquido del que ingiere.

Este mecanismo se agrava en los meses más calurosos. En verano, el cuerpo ya está perdiendo agua constantemente a través de la transpiración, su forma natural de regular la temperatura interna. Si a eso le sumamos el efecto diurético de la cerveza, el riesgo de deshidratación se dispara. Y lo más curioso: mientras sentimos que nos estamos “refrescando”, en realidad estamos eliminando los recursos que el cuerpo necesita para protegerse del calor.

No solo eso. Beber más implica también ir más veces al baño, y si no compensamos esa pérdida con agua u otras bebidas hidratantes, el organismo empieza a resentirse. Lo que parecía un día perfecto puede tornarse incómodo e incluso peligroso en cuestión de horas.

Atrás
Publicidad