Especial 20 Aniversario

El ‘Caminito del Rey’ del norte: una pasarela sobre un desfiladero que te dejará sin aliento en Huesca

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España, esa tierra que no deja de sorprender, esconde rincones que quitan el aliento y que demuestran que la aventura espera a la vuelta de cualquier recodo de montaña. Si bien el Caminito del Rey, tras su rehabilitación, se ha convertido en un icono mundial de las rutas vertiginosas, existe en el norte peninsular una joya menos conocida, pero igualmente espectacular, que ofrece una experiencia similar de adrenalina y paisajes sobrecogedores. Nos dirigimos a Huesca, a un paraje donde la roca y el agua han esculpido un desfiladero sobre el que pende una estructura humana que desafía a la gravedad.

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Se trata de las Pasarelas de Montfalcó, una proeza de ingeniería y senderismo que serpentea adherida a la pared vertical del Congost de Mont-rebei, ofreciendo vistas de infarto sobre el río Noguera Ribagorzana. La sensación de caminar suspendido en el vacío, con el sonido del agua rompiendo contra las rocas muy por debajo de los pies, es algo que marca para siempre al que se atreve a recorrer esta ruta. Es una de esas experiencias que te reconectan con la inmensidad de la naturaleza, y que te hacen sentir diminuto ante la fuerza y la belleza del paisaje pirenaico.

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LA LLAMADA DE LAS ALTURAS: POR QUÉ ESTE CAMINO DEL NORTE RIVALIZA CON EL DEL SUR

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El boom del senderismo de riesgo controlado ha puesto en el mapa multitud de rutas espectaculares, pero pocas alcanzan la notoriedad del famoso Caminito del Rey, esa maravilla malagueña que se encarama a las paredes del Desfiladero de los Gaitanes y que atrae a miles de visitantes cada año. Sin embargo, España es un país lleno de sorpresas geográficas, y en el norte, justo en la frontera entre Aragón y Cataluña, se esconde una ruta que comparte esa esencia de caminar al límite, ofreciendo una alternativa quizá menos masificada pero igual de impresionante y desafiante para los amantes de las emociones fuertes.

Las Pasarelas de Montfalcó se presentan como la respuesta aragonesa a la popular ruta andaluza, un «Caminito del Rey» del norte que no tiene nada que envidiar en cuanto a belleza escénica y vértigo controlado. La experiencia comienza mucho antes de pisar las pasarelas propiamente dichas, con un recorrido que te sumerge en la agreste orografía de la zona, preparando cuerpo y mente para lo que viene. Aquí, la espectacularidad del camino reside en gran parte en cómo las estructuras de madera se integran o, mejor dicho, se anclan a la roca viva, creando un sendero imposible que te permite transitar por un lugar inaccesible de otra manera.

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