Especial 20 Aniversario

El truco de la abuela que convierte un simple huevo en la tortilla más esponjosa que probarás (y no es la harina)

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En España, la tortilla de patatas no es solo un plato, es una institución, un pilar de nuestra gastronomía, y la búsqueda de la perfección en su elaboración es casi una religión. Cada casa guarda con celo el secreto transmitido de generación en generación para conseguir esa textura ideal, ese punto justo de cuajado que eleva un simple conjunto de huevos y patatas a la categoría de manjar. Se debate sin fin si con o sin cebolla, si más o menos hecha, pero hay un consenso universal: la esponjosidad es un valor innegociable para muchos.

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Conseguir esa nube dorada en el plato, esa tortilla que al cortarla revela una estructura aireada y jugosa, parece a veces un misterio reservado solo a manos expertas o a esas abuelas cuyas cocinas son templos del sabor. Durante años, se han barajado trucos de todo tipo, desde añadir un poquito de leche, hasta la controvertida pizca de levadura o bicarbonato, pero la verdad es que el secreto para esa textura aérea podría ser mucho más sencillo y tradicional de lo que pensamos. La clave, esa diferencia sutil que transforma la tortilla, se esconde en los detalles menos evidentes del proceso.

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LA MAGIA FINAL: CUAJADO Y EL NACIMIENTO DE LA NUBE

Fuente: Freepik

Con la mezcla de huevos fríos, agua mineral y patata lista y aireada por el batido, llegamos al momento crucial: el cuajado en la sartén. La temperatura del aceite, la intensidad del fuego y el tiempo son factores determinantes para que todo el trabajo previo se vea recompensado con una tortilla que cumpla las expectativas. Es aquí donde esas burbujas de aire atrapadas durante el batido se expanden y se fijan, creando la estructura interna deseada.

Cocinar la tortilla con mimo, prestando atención a que se dore por fuera pero se mantenga jugosa por dentro, permite que la magia del truco de la abuela se manifieste plenamente. La combinación de huevos fríos que retienen mejor el aire, el agua mineral que ayuda a crear vapor durante la cocción y el batido que insufla burbujas da como resultado una tortilla de una ligereza y esponjosidad inigualables. Es la prueba de que a veces, los secretos mejor guardados se encuentran en la sencillez y en la sabiduría acumulada de quienes cocinaron antes que nosotros, transformando la humilde tortilla en una obra maestra de la cocina.

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