Pocos alimentos han logrado trascender culturas y siglos como el kéfir. Esta bebida fermentada, ancestral y milenaria, ha llegado hasta nuestras mesas no solo por su sabor característico, sino por los asombrosos beneficios que ofrece a la salud. Su origen se remonta a tradiciones transmitidas de generación en generación, marcando el inicio de un legado probiótico que hoy la ciencia respalda con evidencia.
Lejos de ser una moda pasajera, el kéfir representa una fusión perfecta entre nutrición, historia y bienestar. Expertos en salud coinciden en que este probiótico no solo mejora la digestión, sino que puede influir positivamente en el metabolismo, el sistema inmunológico y hasta el aspecto de la piel. Comprender sus orígenes nos permite apreciar aún más su papel en una dieta saludable y consciente.
4Probióticos y metabolismo: una relación clave para tu peso

Aunque los alimentos probióticos suelen asociarse con la salud intestinal, su impacto en el metabolismo y el control del peso es igualmente relevante. La doctora Isabel Dorst, nutricionista de BIOMES, destaca que el microbioma intestinal influye directamente en nuestro bienestar general, incluyendo el peso corporal. Un desequilibrio en esta flora microbiana puede afectar negativamente nuestras defensas, la absorción de nutrientes e incluso ralentizar los procesos metabólicos básicos del organismo.
El kéfir, gracias a su riqueza probiótica, optimiza la digestión de las grasas y estimula el gasto energético. Además, su contenido proteico genera un efecto saciante que ayuda a controlar el apetito, favoreciendo así la pérdida de peso. Una alimentación que incluya probióticos como el kéfir no solo mejora el equilibrio intestinal, sino que también incrementa la diversidad del microbioma y reduce la inflamación abdominal, promoviendo un metabolismo más activo y eficiente.